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FIGURAS LÓGICAS Ó DE ENSEÑANZA. 183 esta figura: "Y en ifecto, dice, la divina levad~tra no q~teda circunscrita y limitada en una Jlarte del sér J¿uraano, pe– netra en todos los sentidos: opera sobre lo intelectual, y lo esclarece; opera sobre el corazón, y lo limpia y purifica; opera también sobre los sentidos, y los doma y santifica; y no cesa de obrar hasta que hace fermentar el sér humano por un calor sobrenatural y divino: IJonec fe1·rnentat1tm est totum., 424. 2.• Pretermisión. Aparenta pasar en silencio lo que en realidad está manifestando más de lo que se propo– nía: "¡Nada diré de sn Injuria, nada de sn in~olencia, nada de sus maldades y torpezas; sólo hablaré de sus usuras y concusiones... !, Cicerón contra Verres. Con esta figura lo dijo todo. La Reticencia es el silencio. 425. 3." Licencia oratoria. Es cierta manera libre usa– da por el orador. Esta no autoriza al orador para que desde el púlpito trate con atrevimiento y descaro al auditorio, pues sería una reprobable insolencia; sino que consiste en mani– festar sin respetos humanos alguna verdad que puede des– agradar á los oyentes, usando de buenas maneras. Es del todo magnífica, enérgica, la apóstrofe de San Pedro con la cual echa en cara á los judíos las maldades y villanías que cometieron con Jesucristo; allí va la verdad clara y patente sin ningún embozo: u El Dios de vuestros padres ha glorifi– cado á su Hijo Jesús, al que vosotros entregásteis y negás– teis ante Pilatos, cuando él juzgaba que debía ser puesto en libertad. Mas vosotros negasteis al santo y justo, y pe– disteis se os entregara libre al hombre homicida ; pero ma– tasteis al autor de la vida, al que Dios resucitó de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. " ¡Qué elocuen· cia de fuego! Pedro habla, y no esconde la verdad, ni la me– nor parte de ella; mas como predica para convertir las almas, y esta libertad apostólica podía ser mal recibida, ved cómo al mismo tiempo suaviza de un modo admirable esta licencia oratoria: Et nunc, fratres, scio quia per igno– rantiam fecistis, sicut et ¡m:ncipes vestri. Y después con– cluye su sermón con aquella hermosa peroración : Pwnite– mini igit1w, et convertimúú ut deleantur peccata vestm. Y se convirtieron cinco mil personas. Todo esto se encuen-

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