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TROPOS DE PENSAMIENTO Y DICCIÓN. 179 vierno se despojan de sus hojas, se secan sus ramas, se en– tlurece el tronco, pierden toda su hermosura, se cubren de t~spesas capas de nieve, y expuestos á los rigurosos fríos de tan cruda estación, no esperan sino la muerte. l<}sta es la vejez. » La semejanza de la vejez descubre la al(!gm·ía. 409. 2.• Debe ser clara, á fin de evitar la oscuridad y embarazo; sin llevarla demasiado lejos, ni hacerla exagera– da, para que no degenere en enigma. San Jerónimo repren– de el abuso de Orígenes sobre la Alegoría. 410. 3." 'rener presente el doble cuadro que tenemos á la vista, persistiendo siempre en la misma semejanza em– pezada, no pasando bruscamente de una imagen á otra, de– jando imperfecto el cuadro, y aun lleno de confusión; como si uno empezara con una batalla y acabase con una navega– ción. 411. 4.• Deben presentarse imágenes conocidas, para que sea comprendida de todos. Así la catástrofe del juicio final bajo la figura de espantosos terremotos en los países andinos, nadie podría compremlerla bien sino los habitantes de esas regiones en la América, que con frecuencia han visto sus ciudades reducidas á escombros entre millares de vícti– mas, desplomados los montes, y abierta la tierra por todas partes en anchos y profundos boquerones. Será también una fuerte imagen para otros que en cualquiera otra parte del globo de ·ello hayan sido testigos. 412. Son hermosas las alegorías que encontramos en los Libros Santos, singularmente en el Antiguo Testamento. Los Profetas las ofrecen variadas, muy hermosas y de gran vi– veza, presentando siempre á Israel bajo mil figuras, ya como objeto de los castigos de Dios, ya de su misericordia. Isaías, cap. v; David, salmo Lxxrx; Jeremías en sus Trenos; Apoca– lipsis, cap. III, v. 15, y tantísimos otros lugares. Las obras de los Santos Padres contienen de ellas un rico tesoro. 413. De este tropo se originan los Prove1·bios, en los cuales se dice una cosa verdadera en el sentido literal, para expresar otra en el metafórico, v.gr ., para reprender al que sólo cuida de rezar cuando está en peligro: "El río pasado, el Santo olvidado.» Las Parábolas, que son historias fingi– das verosímiles para sacar alguna moralidad. Las J?ábulas,