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PENSA~liENTOS. 141 • 1 li <~tll hre percibe todo esto por medio de los sentidos, y "1111 "stá la gran dificultad para el orador. Saber vencer es- 1" : ~~~~~táculos de los sentidos y convertirlos en aptos y fá– , il• ., medios de transmisión de la belleza al timdo del alma ,¡, . nuestros oyentes, ésta es la verdadera ciencia y arte del """dur. "Siendo el hombre un compuesto de espíritu y ma– l ··•'i:L, dice el Sr. Rubió y Ors en su lJ1anual de fl:locncnr:irt \'•"l''ada, la belleza no puede llegar hasta el primero Bin ¡m– " r por la segunda ; de suerte que la dificultad mayor <lel .trl.e está, como dicen los filósofos, en llegar hasta el alma l">t' medio de los sentidos. El artista, por consiguiente, des– pués de haberse penetrado bien de la belleza del asunto, p1'1!cura hacerla pasar con más ó menos fuerza hasta el es– píritu por el oído ó la vista, según son sonidos ó palabras, piedras ó colores los materiales con que la expresa. El ar- 1 ista, pues, no hace más que trabajar sobre estos medios de ··xpresión, y como estos medios son al propio tiempo un obs– i :'tctllo á las misma, de ahí es que el primer cuidado y el l.riunfo mayor del artista ~cr>t, ;í fuerza de paciencia y de .~enio, convertir ese obstáculo en metlio. Ahora bien, sien– ,¡o la palabra el instrumento de que el orador se vale para hacer llegar sus pensamientos hasta el alma del que le es– .;ucha, debe procurar, no solamente que éstos sean bellos, ,.;ino que sea la más expresiva, y por consiguiente, la más lJella posible, la forma cou que los presenta. " De donde se 1leduce que en todo discurso oratorio hay que considerar el pensamiento y la expresión, esto es: e1fo1ulo y la fo>·rna; y que tollo pensamiento omtorio debe estar dotado de esta triple belleza: que sin faltar á la verdad y exactitud, se pinta con los colores de la imaginación, 'y se anima al calor· y fuego de las pasiones; y esto es lo que añade al pensa– miento calo1', animación y vida. 325. :Mas para dar á la palabra aquel calor, animación y vida, aquel brillo de colores, con lo cual veloz y poderosa penetra el corazón, es necesario que en nosotros tome aquel carácter especial, aquella forma que ha de imprimir; ha de pasar primeramente por nuestro corazón, por nuestra fan– tasía; lo diremos, ha de abrasarse; iluminarse la palabra al fuego, <Í. la luz de aquellas pasiones que pretendemos exci-

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