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138 campo de las ciencias y las arte~, para f{teiltllent.n los g-olpt\S de los pretendidos filósofos y sabios del día, ostentmulo ""11 sus luces el poderío y gloria de la Religión que, en natla enemiga de la humana razón, ni del verdadero prog-l'Oso científico, consigue cada día nuevas y enaltecidas victorias. 319. 5." Estudio de costumbres. Para saber el punto tl!~ apoyo de que éstas le pueden servir, y además cómo ha de manejarse, y no herir la susceptibilidad de nadie, y las for– mas de expresión con que deben manifestar sus conceptos, toda vez que ha de tocar tan variados asuntos, y ha de do– minar tanto la forma polémica, ni para que con el fuego de la discusión acalorada no salga en formas inconvenientes que desvirtúen el fruto logrado, conviene que esté al co– rriente de las costumbres de la sociedad, del espíritu de su siglo, de sus tendencias, de la opinión dominante, para que negando todo aquello que no es de justicia, otorgue, conceda y simpatice con todo aquello que es justo, noble y bello, para ganarse las voluntades de todos y abrir paso á la ver– dad para que se apodere de sus inteligencias. 320. 6.• Método. Gran limpieza y claridad en el des– arrollo de las pruebas ; mucha mesura y urbanidad en los ataques, mucha destreza en la defensa, y en todo caridad: In omn-ibtts cltm·ita.s, ha dicho San Agustín . Las emocio– nes son tranquilas, los movimientos mesurados, y siempre gravedad y dignidall en el apologista. Tenga éste presente y evite el fatal escollo de haber convertido toda la conferen– cia en una cuestión filosófica, olvidada la moción de afectos, los intereses de Dios y la salvación de las almas. Frayssi– nons, Ránlica, P. Félix, Lacordaire y P. 1\Iontsabré hicie– ron gTandes frutos y servirán de modelo.

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