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CONFERENCIAS. 137 ,.¡ brillo de las ciencias, y todos los adelantos modernos pue– .J,•n mirar con desdén y desprecio al hombre de Dios, que ¡.,, anuncia las verdades que no cambian, porque siempre "'ll las mismas? Es verdad que todos los adelantos de las ,.¡.,ncias confirman más la verdad. de los Lii.JroH f'antos, es 1 •~rdad que hay una perfecta armonía entre ht ciencia y la r• ~velación, es verdad que la ilustración en la mayor parte ·lt~ los hombres ·es muy superficial, es veruad r¡ue la palabra de Dios con su virtud sobrenatural se abre paso por tollas partes ; con tollo, hemos querido hacer estas indicaciones para hacer conocer la naturaleza de las conferencias, ya que hoy están en uso, y al mismo tiempo hacer comprender que, sin las disposiciones debidas, y sin estar dotado de ac¡ uellas dotes y cualidades necesarias, no puede en manera alguna atreverse el sacerdote á hacer esta clase de confe– rencias, sin comprometer su sagrado ministerio con destloro tle nuestra santa Religión, de la cual es su ministro. Vamos iL notar estas cualidades : CUALIDADES QUE Si: Klit~UH:mm. 315. l.• Ciencia profunda y variada, que bajo un golpe ue vista domine todo el sistema religioso con todos sus pormenores y relaciones, para no exponerse jamás á com– prometer la integridad. de una verdad, de la cual dependen otras. 316. 2." Conocimiento de las escuelas filosóficas, y uebe ver lo que han tomauo del Cristianismo, y lo que han üescubierto, ó investigaciones que han hecho. 317. 3." Conocer los antiguos y modernos apologistas. En estudios profunuos imprégnese de las obras de los San– tos Padres. Son un vasto arsenal de armas ofensivas y de– fensivas, que con sólo cambiar la forma, según la táctica moderna, sirven admirablemente, hoy mismo, que la vana filosofía anda tan engreída. Alguien lo ha dicho, que t1csue el siglo VIII, no ha salido ningúu nuevo error en el fbndo. 318. 4." Poseer vastos conocimientos. Ganafúeilmente la confianza del auditorio cuamlo, introcluciéndose en el