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llliSA NUEVA. PROFESIÓN. 129 295. ~ecesitaba esta expansión. .i\-1e es dulce haber apro– vechado esta ocasió'n, y prosigo. En día, pues, tan solemne en que el sacerdote celebra su primera Misa, el pueblo fiel acude á contemplar la primera manifestación de su augusto .~arácter; la materia, pues, debe referirse al sacadote y al pueblo. Recordando al sacerdote sus deberes, su altísima tlignidad, la cuenta en el juicio... Al pueblo, la dignidad, las grandezas y beneficios tlel sacerdocio católico, reflejando en aquel nuevo sacerrlote, para captarse el amor, respeto y gratitud debidas. Procurando siempre el predieador fijarse más en hacer ver al pueblo lo que es el sacerdote; porque á éste ya se le supone enterado de sus deberes, y uo rlebe rlarse lugar á inconvenientes críticas en estos tiempos de tanta impiedad y prevención contra el sacerdocio. 296. 2.• Su método. Aquí la elocuencia puede desple– gar sus alas, esparcir sus galanas flores en el exordio ; todo será bien recibido : el auditorio está preparado para ello. T.1a solemnidad de la fiesta, el brillo de los altares, la sun– tuosidad de los ornamentos, la alegría de los semblantes, la vista del nuevo ungido del Seiior, tollo eonvida á ello, toclo invita á un exorclio el más brillante. Debe clar el ont– clor todo el interés posible al asunto, estableciendo una pro– posición práctica acerca las excelencias del sacerdocio, 6 de los beneficios que reporta á la sociedad, 6 semejantes asun– tos, los cuales le servirán de fondo en su sermón. Entra muy bien la Rcfntacidn, pnes nadie ignora cuántas preocupa– ciones é ignorancias contra el sacerdocio hay que destruir, singularmente de hombres mal intencionados, que en la falta •le un sacerrlote comprenden á todos sin distinción. 297. Las familias desean mucho uu memento en la Misa, y así es muy conforme qne el predicador encargue al sa– cerdote en una tierna y sentida peroración que ruegue por la Iglesia, el Estado, los parientes, padrinos, bienhechores y amigos; parece que totlos aguardan esta petición, y caen tan bien estas advertencias, que preparan maravillosamente los corazones para la moción de afectos y para hacer fer– vientes actos de amor á Dios y á su Iglesia bienhechora.
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