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128 LECCIÓN XXII. pues, los jóvenes oradores practicar tudas las reglas expll1\s tas para que puedan con gravedad, decoro y tristeza opor– tuna, como lo pide la majeBtad de nuestra Santa Religi!Ju, predicar la oración fímebre, cuando lo exijan las circun~tancias. LECCIÓN XXIII. Míóa: nueva:. l'rofleói6n. 293. Es muy útil y edificante esta·práctica que tiene la Iglesi<t ele que se hag;1 un discurso sagrado en la Misa nueva, pues acrecienta en los fieles el fervor y el respeto para el Orden Sacerdotal. Consideremos: l.", su J1ilde;·ia; 2."' S ll F01"f/l({. 294. l. o Su materia. Es cosa tan augusta, es día tan grande aquel en que el sacerdote celebra su primera Misa, que si al cabo de veinte y cinco años puede otra vez cele– brarla, la Religión en su hermoso y sublime lenguaje le re– cuerda al venturoso sacerdote que celebra sus bodas de plata; y al cabo de cin<;uenta afws, si tiene otra vez la di– cha de tener entre ~ns manos al Conlero inmaculado, la I glesia Santa se alegra porqne un venerable sacerdote suyo, · encanecido en las fatigas tle su ministerio, celebra sus bo– das de oro. Nuestro Santísimo Padre León XIII las ha ce– lebrado sus bodas ele oro -en l." de Enero ele este año 1888, con gran regocijo de todo el mundo, menos de los malvados. ¡Salud , ilnstre Prisionero del Vaticano; mi corazón tesa– luda! .. . En\ en la alta planicie de los Andes, junto á la co– rriente del Guáytara, en el Santuario de 'Nuestra Señora de las Lajas, que la aurora de este memorable día encontró á dos pueblos, ecuatoriano y colombiano, juntos con su clero y sus misioneros Capuchinos postrados á los pies de la Vir– gen María; allí rezámos, allí suplicámos, allí vitoreámos, allí en medio de aquellas selvas y breñas celebrámos tus bodas de o1·o. Ilustre Prisionero, augusto Padre, ¡salud!!!. ..
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