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ORACI!ÍN ~'Ú!i!F.BRF.. 123 LECCIÓN XXII. Oración ftúnebre. 277. Sin temor de equivocarnos podemos decir que la .,ración fúnebre es la más dificil de todas las composiciones "ratorias bajo muchos conceptos. Pues por una pm-te el pre– dkador en ht oración fúnebre es el órgano del dolor p(tblico, y por otm debe elogiar ht persona del difuntD , cuyas vir– wdes no ha.ü recibido la sanción de la Iglesia por decreto <le lJeatifieaeión que garantice sufkientemente hts virtudes y el mérito clel héroe, cnamlo por el c.ontmrio puede ser que >LL vida tenga muchos lunares; y aCI'c\cienta la dificultad el •¡ne el elogio es oíclo clt! lo~ 111ismos eonte•Hponíneos que le trataron, Jo~ cuales y:L pnclic!ron fimn:trst! sns cli Vt\r~os y más •mcontrados juicios sobre la vida ele! tinacl•1. Por lo emtl son innumerables los obstáculos qne se encuentran para el buen •lesempeiio; y viendo lo que dicen los autores que han tra– tatlo sobre el particuhw , se deduce que conviene que el ora' tlor esté i'L una grande altnm para desempeñar este cargo . .• Confiar este género de trabajos á un ora¡lor novel, dice un escritor, serüt muy comprometido." Para el bnen éxito de– hemos, pues, estalJlecer las siguientes reglas: l. o en cuanto á su 11I trteria; 2.'' en cuanto <Lsu 1lldodo. I .-MATJ.;IUA. 278. Regla 1." E l prerlicador ha tle tener siempre pre– sente la materia que ha de tle~arrollar en el discurso, que son las virtutles y mérito de ac¡uel de c¡uien se hace el elogio. 279. 2 ." Grandes obstáculos se le presentarán en su mar cha, pues resultará que examinantlo las páginas de la
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