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118 LECCIÓN XXI. 262. 2." Ya son elogios de repertorio común, que as.í s" aplican al Santo que se celebra, como podrían aplicarse :i todos los Santos del cielo sin distinción. 263. :3." Algunos se exceden tanto, que les parece q1w no pueden ensalzar debidamente á un Santo, sin deprimir más ó menos á los otros; esto es, haciéndoles entrar en el cua– dro como sombras que hagan resaltar más el eolorülo, olvi– dando que sólo Dios es el justo apreciador de la caridad qn!: ha elevado el mérito de las obras de cada uno. 264. 4." A veces sólo las acciones milagrosas y la g·lo– ria del Santo atraen tolla la atención del predicador, y si– guiendo lo admirable sin estimular á lo imitable, los fieles quedan clesanirnados de poLler llegar á tal perfeceión. 265. 6." Lo contrario sucede otras veces: fijo el predi– cador en su auditorio, lo que menos piens<t es en sn Santo, euyas virtudes y méritos debe elogiar, y apenas si imper– fectamente los da á conocer; y no es mro después del ser– méJn oir exclamar á los oyentes, especialmente á los devo– tos del Santo: "El predicador casi nadtt nos ha httblado del Santo; séJio lm estarlo reprendiendo vicios; se ha olvidado de ht fiesta." 266. H." Otras veces, olvidanuo también el carácter de la solemnidau, se entretienen en explanar sistemas filosó– ficos, y luego plantan lanzas pam atacarlos y refutarlos, y los oyentes, viendo que su Santo lu quedado olvidado, ex– claman: "El onulor se lm ido por los espacios imaginarios." 267. 7. o Y por fin, á veces sacrifican al demasiado ri– gor del orden en las frías notas cronológicas todR la belleza del discurso y su marcha oratoria; matan positivamente tollo su fuego y entusiasmo con el cálculo de las fechas, y aún revuelven atrás si las olvidaron, cos<t por cierto insu– frible. 268. 'l'odos estos defectos, que suelen cometerse más ú menos por algunos, no hacen formar tan buen concepto de la preparaci(m del sagrado panegirista. Toclo lo cual de– muestra perfectamente, que la composición de un panegíri– co no es tan fácil como algunos potlrían pensar; y que sí el predicador eae en tales defectos, y especialmente si to<lo el sermón va en invectivas contra vicios, ó en discurrir en sis-
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