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104 LECCIÓN XVII. plo. , "Aquí, segím Cicerón, han de manifestarse aquellos magníficos movimientos oratorios, aquellos impulsos rápi– dos, impetuosos y ardientes, aquellas grandiosas imágerres, aquella palabra de fuego, aquella pasión inflamada que da vida, calor y energía al discurso: Qute c.?:cellunt serventur a4 permYtndmn." 215. La Pe;'oración tiene cuatro partes: l." Recapitu– lación; 2." F ruto ó consecuencias prácticas; 3." Exhortación patética ó vehemente; 4." Súplica á Dios. Para cada parte daremos algunas Reglas. l. RECAPITULACIÓN. 216. Regla l." La Recapitulación de las principales pruebas expuestas debe ser breve, rápida, evitando largas explicaciones para no fastidiar. Evitar esta palabra : "he concluillo, ,. ú otras semejantes, pues se paraliza la atención, y es necesario otra vez poner en acción lo que cue;;ta mucho. 'l'eniendo presente aquello de Cicerón, qne la Recapitula– ción es sólo para refrescar la memoria: Ut ·meMm·ia, non o1·atio, ;·enmxtta údcatnr. 217. 2." 1'\o querer meter en ella con violencia aquello que en el di~curso se nos ha olvidado. Sucede con frecuen– cia, por desgracia, diremos con el abate Bautain, hallarse el orador fLwra del asunto al finalizar , en cuyo caso sintien– do confusamente lo omitido, y trasluciendo lo que aún se podría añadir, queriendo compensar, se vuelve de nuevo á desarrollar en vez de concluir, Jo que es de malísimo efecto. Son en vano los afanes, se destruye la impresión produ~i­ da, y el auditorio inquieto le mira como á una nave que pre– tende entrar en el puerto y no puede abordar á él. "Y es que no hay desgracia más grande para un orador como la de ser enojoso," dice el autor citado. 218. 3." Qne sea enérgica, vehemente, patética y va– riada en sus giros: aquí puede invocarse á J esucristo, á la Santísima Vírgen y los S;mtos: "Si en este momento mnrié– seis, ¿cómo os presentaríais delante del Divino J uez?, Unas

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