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REl!'UTACIÓN. 103 213. 13." Es del P. Gaychiez: a~inguna cosa interesa l:tut.o, dice este autor, como la refntación !le los p1·etextos. 1·:1 ¡1ecador se agita interiormente para hacer valer su de– r.·usa y para mantenerse en su situación. Es peligroso com– lt:tlir contra él débilmente. Se afianza y se arndga en el d• ·,;orden, si no se hace nüs que eluclir sus razones. Es ne– ,·, ~sario estrecharle, empujarle, abatirle, y ue~p nés levan– ! arle y animarle. Lo patétieo sostenido del interrogante, y d.·. las demás figuras vehementes, hallan aquí SLI lugar. Se "wttlen motivos sobre motivos por una gradación que esti'e· ··lte. ~o excedamos ni en las razones ni en las figuras. En rano se VLielve atrás después de haberse adelantado. Los ··onectivos que llegan ta.rde, ya no hallan quien les clé cré– dito. Los mejores oradores refutaron los preVJxtos. , LECCIÓN XVII. Peroración. 214. Convencido ya el entemlirniento por las pruebas •lesarrolladas y que han producido la convicción, debe pro– •:urarse la moción de afectos para inclinar y mover la volnn· tacl, cuyo lugar más á propósito es la Peromcio',¿; en la •:na! deben emplearse todos los recursos del arte, porque salvadas ya todas las dificultadas de la oración, correspon– de desplegar tod<tS las galas y todas hts fuerzas de la elo– .onencia, para poner en movimiento todas las pasiones y sen– timientos del alma que se juzguen necesarios para alcanzar una completa victoria: Hic, si zwputm, totas eloqtwnti(J! Juntes a:peri,·e licd, llice Qnintiniano. Aquí se trata, no ya ae probar, sino de conmover, de interesar, de sentir, de apoderarse de la voluntad, tlel deseo, del corazón del hom– ure. Aquí -•el orador, ha dicho nn escritor, debe alzarse gigante y llenar con su palabra t01los los ámbitos del tem-

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