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i 102 LECCIÓN XVI. 2." Debe procurarse, en cuanto sea posible, poner la OtJ– j eción en boca del amlitorio; haciendo las salvedades corres– pondientes; pues no todos serán impíos. 3." Mostrar la falsedad del princiQio en que el error se apoya. 4.'' Hacer distinción en un principio de uoble sentido, ha· cerles ver que se apoyan en el sentido falso. 5." Xegar en touo ú en parte, siendo imparciales. Esto gana sus volunk1.des, viendo que nada se les esconde de cuanto les favorece, y les quita sus pretensiones y apoyos. 6." Hacer ver la inex<lCtitud de la consecuencia. 207. 7." Conceder toda ht objeción y áun hacerla res~tl­ tarla más si es posible, para imprimirla más profundamente, y luego, haciendo brillar la verdad que ella eonfirma, pare– cienuo que la ataca. 208. 8.'' Conceder el principio y negar la consecuencia. El vulgo, tle una proposición verdadera saca una consecuen· cia falsa, porque no ve la relación de lRs premisas con las consecuencias. 209. 9." Herir al culversario con sus propiRs armas; va– lerse de sus mismas razones. 210. 10." Es dé un resultado brillante: se reunen en una sola todas las objeciones, respondiéndolas victoriosamente, sin hacerse cargo de ninguna tle ellas detenidamente, sino que se refuta con viveza, con rasgos brillantes y concluyen– tes cuanto se h<t opuesto: este mouo vivo é incisivo sobre diversos puntos á. ltt vez, tlesconcierta al adversario, no le deja modo ue evadirse ; pues entonces, reunidas como una haz estas respuestas incisivas y lacónicas, son como dardos lanzados simultáneamente al corazón del enemigo, que fá– cilmente lo abruman, de::;trozan y rinrlen. 211. 11." 'l'oda objeciún que hemos lllle~to en boca del contrario, debemos contestarla; nuestro silencio les daría á :>ospechar falta de razones de nuestra parte. 212. 12." .Jamás debe provocar el predicador IR refuta– ción, haciéndose C<trgo de argumentos, si 110 tiene toda aque– lla cieuci¡t necesaria para llevRr bien su cometido; pues esta deficiencia en momentos tan críticos prestaría más bríos á su contrario, y lo podría volver más orgulloso y endure– cido.

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