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74 CARLOS MARTiNEZ VALVERDE tro del recinto amurallado de Madrid. La Virgen capitanea por doquier, se invoca a Santiago como en Jos mejores tiempos y la tradición sitúa la aparición de San Fernando en Bailén en auxi– lio de las tropas de Castaños. Todo se fundamenta en nombres tradicionales, los guerrille– ros son llamados "cuadrilleros" en la Ordenanza que para ellos se escribe; hay Cuerpos que se llamaban de Cruzados; la influen– cia religiosa es enorme. El papel desempeñado por las distintas Ordenes es importantísimo, y otra gloria póstuma de Fray Die– go es el que ocupa en el gran reparto la Orden Capuchina, cuyo prestigio él tanto contribuyó a r obustecer. Uno de sus segui– dores, el Padre Fr. Mariano de Sevilla, fué de los principales reclutadores de la hueste de Bailén salida de Cádiz; en ella iban gran número de Capuchinos, verdadero sostén moral del Ejér– cito; muchos de los cuales murieron mártires de su fe y de su patriotismo. Este Padre Mariano de Sevilla, admirador fervien– te de Fray Diego, fué luego el que siendo Definidor General. dió origen al proceso de beatificación por su carta circular de 2 de octubre de 1819. Parece que el entusiasmo de las masas por el P adre Cádiz pasó por legado misterioso a ser sentido hacia el Padre Mariano. En ocasión en que en Cádiz peligraba grandemente el principio de autoridad, ya originada desde que las turbas habían asesinado al Capitán General, marqués del Socorro, salvó l'a situación angustiosa frente al enemigo, la entereza del P. Mariano, que salió a la caUe con la Comunidad de Capuchinos. Consiguió apaciguar a los amotinados que llegaron a elegirle ¡Gobernador Militar !-cargo que él aceptó, pero que dando pruebas de gran talento no accedió a desem– peñar . sólo como las turbas deseaban, sino "mancomun et in solidum" con el general Jones-. Este episodio basta por sí sólo para materializar la estela que tras sí dejó el Beato Diego por toda Andalucía. De la labor desarrollada por nuestro gran apóstol da clara idea todo el cuadro anterior a la Independencia, pre– parado concienzudamente por el continuo caminar misionero