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70 CARLOS MARTINEZ VALVERDE cionarios franceses; y lo que es más, violado con. sacrílega ten,eridad y bárbaramente hecho pedazos el Código Sagrado de la Divina Ley que el mismo Dios escribió con su divino dedo en dos tablas, que rubricó con su delicada sangre y que autorizó con el real, sacrosanto y respetable sello de su cruz y presen– cia del cielo, de la tierra y del infierno en la eminente cumbre del Calvario". "Estos son aquellos hombres corrompidos y ré– probos, no sólo contra la Fe Santa y Divina, mas también contra la Fe pública o fidelidad debida a los soberanos, a sus ministros y a todos los que gobiernan". Examinando el final del párrafo anterior, puede verse cuán falsa acusación lanzada contra el Padre Cádiz que se manifies– ta sumiso al Monarca, como representante del poder temporal, que dice que hay que acatar, aunque denegador de ciertas "rega– lías" de la Corona. El pueblo de España reaccionó contra aquellos hombres y mandado por Ricardos y por sus sucesores estaba formado con los antiguos cuadros de oficiales, más tarde había de conver– tirse aun en una más auténtica representación del pueblo, al crearse el de la Guerra de la Independencia, que si bien fué posterior a !a muerte de Fray Diego, fué animado por mucho de lo que él predicaba y difundía con tanto ardor. Ejército ya popular hasta en sus mandos, mezclados con los antiguos por la gran convulsión nacional: Nobles y Plebeyos, dignos de mandar, ocupando la escala jerárquica de la milicia, apartados los afrancesados de ·los que no lo eran. Ejército de voluntarios sometidos a las reglas del Arte de la guerra y además, como volante de inercia, que mantenía l-a nacién en armas entre cada dos descalabros de nuestras impro– visadas huestes regulare¡¡, surgía la guerrilla ante la que tem– blaba el vencedor de Europa. Ello era el convoy de víveres o municiones interceptado, el correo interrumpido; ejércitos fran– ceses enteros dedicados a misiones de escolta y sin poder ase– gurar más que a medias el solo lugar en que asentaban su!ól pies y lo que alcanzaban con sus armas. \