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EL BEATO DIEGO DE CÁDIZ 67 Sigamos con su palabra que es verdadero faro de la regene– ración social del momento: "El buen cristiano está obligado por su ley en relación con el prójimo a vivir con él sin perjudicarle en sus legítimos derechos y a darle también lo que a cada cual legítimamente le pertenece" y como explicación del cataclismo francés sigue: "esta justicia es la que da a los monarcas, a sus tronos toda estabilidad su firmeza y su duración y por consi– guiente, la de en su respectiva felicidad y abundancia a los pue– blos, a las familias y a las personas "que la observan así como por el contrario la infelicidad y ruina de éstos y de aquéllos pro– viene de las injusticias que por unos y otros se cometen'·'. Se extiende en consideraciones de lo poco frecuentes que son los cumplidores de los preceptos cristianos y lo felices que son los vecindarios a quienes la caridad llega a unir más que la cohabi– tación, pues aquélla aparta de nosotros aquel mío y tuyo, motivo y fomento de los innumerables pleitos, rencillas y disensiones". La paz es fruto de la caridad y la justicia es inseparable de la primera. No se practicaba la caridad y por eso ocurrió, ella "separa de nosotros los odios, las enemistades y las venganzas". Se desarrolló la Enciclopedia en la enemistad y se desencadenó la revolución por el odio, llegándose a las terribles venganzas de todas las revueltas. La caridad, dice Fray Diego, no nos permite hacer, ni aun desear para otro el mal que para nos– otros no queremos y, con relación a la jerarquía· y a toda la necesaria desigualdad humana: la Caridad "no conoce desigual– dad sino para respetarla; no atiende al demérito sino para perdonarlo y no admite preferencia sino en el más necesitado: ella no tiene ojos para mirar ajenas faltas; no tien e boca para censurarlas". Frente a los "derechos del hombre" en un sentido de la vida de auténtico servicio, y los que no estaban en este secreto de la humana felicidad los tomaban por visionarios. Los revolucionarios querían libertad, pero sólo para ellos; igualdad para poder.pasar a formar parte de las clases privilegiadas y luego que cesase, viendo en los que las tomaban los poseedo– res de unos privilegios, no los .encadenados por unos deberes

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