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64 CARLOS :\!ARTÍ~EZ VALVERDE popular 1·, ,;. ~~Jb!'t-!::rt::é.d·J ~~: ¿xi:·:: (:E: :-n isiot~e!·c· cn.pttt.:hino ante el cua l se co!¡Yer: ictl: lvs ~:ás rtxa: c:i:ra.:::ts y q:.1e a ~1enudo te.. nían que proteger los soldados pan• c¡;¡e e: ~'~e:;: .:. 1>) :e arran– case por completo el hábito del que todos querían pedazos. Seis enormes granaderos formaban en la Misión de Yalencia el pi– quete de protección; se habla también de guardia de Infa ntería en las iglesias, de retenes de Caballería en las plazas. Era quizá el pueblo la parte de la nación, menos contami– nada por la invasión de las ideas ultrapirenáicas. A pesar de todas las actividades de las sociedades secretas y no secretas, a pesar de sus altos gobernantes, se mantenía firme en sus an.. tiguas convic~iones. Volviendo nuevamente a utilizar el arte de la pintura en auxilio del estudio del pasado y con él el del dibujo, podemos apreciar que en nuestros cuadros de los go– yescos tiempos y de sus preliminares, no aparece la "moda desnuda" en nuestras mujeres. Sus t rajes tendrán los talles más o menos altos, pero siempre hay en ellos una manteleta, mantilla, ancho lazo o aditamento en general, que vela lo pro– vocativo de las formas, por otra parte, también encorsetadas. Aún se rezaba el Rosario en las casas en vez de quitarse los ligerísimos trajes para comparar su peso como ocurría en la vecina Francia. ·Allí las mujeres y los jóvenes, cumpliendo los vaticinios de Voltaire, fueron la "élite" de la desvergüenza. El sector del pueblo francés enaltecido por la Revolución llegó al más completo cinismo, reflejado claramente en la comedia de Sardóu: Madame Sans-Gene. Aún así, quedaron pequeños oasis en este gran desierto, grupos de católicos que rechazaban el contrato matrimonial y el divorcio y, pese a la encendida pa– labra de los grandes oradores, Mirabeau, Desmoulins, Vergui– aud, Bailly, Saint Just o Dantón, muchos del pueb!o sano que se opusieron por las armas como en la región Vendeana. En España, la invasión por el libro y por teatro primero, luego la armada de las tropas napoleónicas, encontraron la firme resistencia de Fray Diego o la consecuencia de sus tra– bajos forjadores del espíritu del pueblo de la Independencia. \

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