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50 CARLOS MARTÍNEZ VALVERDE tro en lugar tan venerable y digno de respeto como es el Alcá– zar de la ciudad, regado por la sangre de Fortún de Torres y otros de nuestros guerreros de la Reconquista. En los razona– miePtos que le hace Fray Diego, le pone como siempre de mani– fiesto, la calidad de su cuna y el ejemplo que con ello da a los demás. Por último al ver que su palabra no basta, acude al Rey que amone.sta al Marqués. En Córdoba es otra de sus grandes acciones antiteatrales, por querer llevar el teatro a la ciudad el Marqués de la Puebla. A éste dice con clara visión el Padre Cádiz: "Que si abre esa puerta se introducirá por ella el enemigo, de un modo, no sólo irresistible, sino irreparable". Al dejar Córdoba en 1778 había conseguido la disolución de las compañías teatrales y dejaba los edificios destin,ados a las representaciones, no sólo cerra– dos, sino demolidos. Pero, eso sí: los actores arrepentidos, fue– ron eficazmente recomendados y consiguieron empleos decoro– sos por mediación del Padre Cádiz. ¿A qué obedecía el furor teatral de la nobleza? Hoy no sería vituperable, pero entonces no tenía otro origen que la imitación francesa, que desde el 1700 se llevaba a cabo por la aristocracia. La Corte francesa era el sueño dorado de gran parte de ella olvidada de su origen selecto era principalmente en la guerra por Cristo. Versalles, con su gran teatro, era punto de conver– gencia de las miradas de aquellos desdichados, que las aparta– ban del Escorial, el gran Monasterio y pequeño palacio que, en · los canchales del Guadarrama, como si floreciese por arte de la piedad de Don Felipe, levantó éste para alabar a Dios y gober– nar éste en tan austero cuadro. En su discurso "Ideas sobre un Caballero Cristiano", se pregunta qué diría Jesucristo "de la asistencia a Jos teatros de ópera, comedias, toros y otros espectáculos profanos y peligro– sos contra los que tanto declaman los Santos Padres, los teó– logos y los escritores piadosos"; e insistiendo en el papel de la nobleza, dice: "¿Qué diría de los escándalos o culpas que re– sultan de su culpable omisión en el desempeño de sus respec-