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EL BEATO DIEGO DE CÁDIZ 47 Tenía el Beato un alto sentido de la enorme responsabilidad de las clases elevadas, esp:ecialmente de la Noble:¡¡a, que no era precisamente el que imperaba en su tiempo: La Aristocracia no olvidaba sus prerrogativas pero sí los deberes a que ellas obli– gaban. La gran mayoría había olvidado el "por qué" de los cuarteles de sus blasones y el "Nobleza obliga" estaba pasado de moda. Los nobles de los siglos anteriores recibían una edu– cación y se sometían a una disciplina tales, que fácilmente re– conocían su superioridad las otras clases. En el siglo XVIII la cosa cambiaba. Veamos lo que dice el mismo Fray Diego, dirigiéndose a la Maestranza de Valencia el l." de marzo de 1787, y ello nos dará idea de sus opiniones y de su actuación al exponerlas con el brío que le era peculiar. El discurso lo tituló "Ideas de un Caballero Cristiano". Dice: "Apenas habrá pecado alguno en– tre los nobles, siendo exterior y manifiesto; al que no acom– pañe la circunstancia de escándalo: porque la se¡/alculc~ calidad de su persona, se le hace más ·visible a todos y por lo tanto más perjudicial y más disforme". Con referencia al lujo sigue: "¿Qué resulta de este vestirse los señores y las señoras con profanidad y liviandad, sin atropellar el divino precepto que les manda usar en el vestido de sobriedad y de modestia?" Y hablando de lo que Jesucristo diría al Mundo si a El volviese, pregunta: "¿Qué no pudiera decir de otros escándalos no me– nos frecuentes que graves en la nobleza, si de ellos hubiese que hacer algún recuerdo? ¿Qué diría de los bailes en que tanto pe– ligra el pudor, la modestia y la honestidad cristiana?" Sigamos haciendo. referencia a los bailes ya que a ellos nos llevó su palabra. En la carta en que contesta a la consulta que sobre ellos le dirigió la Duquesa de Medinaceli, los define como . "Concurrencia o junta de hombres y de mujeres, preciosa– mente vestidos y con intento de alegrarse y divertirse, no se– gún Dios y el espíritu, sino con la alegría del l\lundo y de la Carne, donde mixturados, danzan los unos con los otros al son de varios instrumentos". No pasa por alto la ocasión de repe-

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