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26 CARLOS MARTÍNEZ VALVERDE cado no era el predicado por los enciclopedistas ni por su!! suce– sores los tribunos de la Revolución; sino el que, siglos atrás, . Dios mismo había marcado, el camino a seguir sin hablar de derechos sino d~ deberes, de deberes para todos los hombres sin distinción de clases. Si de aquel camino divino no se apartaba sin duda lo ya existente más se alejaba aún aquél "albor de la libertad". Aún antes de separar la Iglesia del Estado, existía la gue– rra a aquélla: guerra sin declaración: Empezóse por los sacr i– legios, apostasías y concubinatos y una vez que la Moral estuvo " por los suelos" vinieron los actos de salvajismo de las masas dirigidas por conductores de la más baja extracción: clausura de templos, su destrucción, y profanación de los sepulcros de los conventos. Las burlas y sarcasmos de Voltaire alcanzaban a la dulce Juana, a la pucelle de Orleans, doncella, quintaesencia del patriotismo creyente francés. En 1795 dió al fin la Convención un decreto respetando los cultos en general, pero no fué así "de hecho". Los católicos fueron perseguidos y hasta prohibida la celebración del domin– go substituído por los "décadis" en una furia decimal y atea. En su "Carta al Soldado en guerra de religión" se expresa el Padre Cádiz de forma altamente descriptiva del estado y ful– gores de ese Faro del Mundo occidental que era Francia. Habla del sistema de la Convención Francesa: "el más impío, el más irreligioso y el más irracional que jamás se ·ha visto. No hay alguno que por depravado que haya sido con qufen puede equipararse. Aquellas bárbaras gentes cuya carac– terística era la eswlidez y la ignorancia "(se refiere a Sarrace– nos, herejes en general, albigenses y maniqueos)" no llegaron con mucho al increíble grado de demencia que vemos con horror en estos hombres". "En una palabra: la prevaricación a que han llegado estas gentes es cómo una quinta esencia alambicada de cuantas le han antecedido en el presente y en los pasados si– glos".'.. "No admiten divinidad o deidad alguna, ni falsa ni verdadera, supuesto haber prohibido todo culto exterior, el

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