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24 CARLOS MARTÍNEZ VALVERDE era un obstáculo importante en el camino de los regalistas. De ahí la razón de ser el primer objeti \"O del ataque. En 1759 consigue el Marqués de Pombal la confiscación de los bienes y seguidamente, de Clemente XIII la expulsión de Portugal, de la Compañía. En España pronto siguieron el camino traza– do en el vecino reino. Se emprendió la campaiia contra los hijos de San Ignacio, en la que se ocultaban naturalmente los meri– tísimos servicios de la Ord, n y ;;e les atacaba a fondo. Los desórdenes del :\.latín de Esquilache f ueron el pretexto. Se atribuyó a los Jesuítas el papel de promotores y se nom– bró un Consejo para realizar las necesarias diligencias. De él formaban parte D. Miguel M.a de la Nava y D. Pedro Rodrí– guez Campomanes. Al fin dictaminó: les acusó "de aversión a la persona de Carlos III, en quien veían un obstáculo para sus ansias de dominación universal; la activa propaganda que hacían desde el confesionario y el púlpito contra el Rey y sus Ministros, a quienes tachaban de ·herejes y conspiradores con– tra la Religión, sus fraudes en relación con los diezmos de las Iglesias de las Indias; los augurios sobre los pocos años de vida que quedaban al monarca y las frecuentes juntas que cele– braron en Madrid, de febrero a marzo de 1766 caracterizados miembros de la Compañía para provocar desórdenes que a los pocos días perturbaron la vida madrileña". Las Logias trabajaban sin descanso. Se consideraba a la Compañía como la hija predilecta de la Iglesia: "morte la filie nous tuerons bientot la mere" y para más aclarar sigue iróni– camente Roda en su carta a Choisseul: Nuestra Santa Madre la Iglesia Romana. Al fin el Cardenal Ganganelli, sucesor de Clemente XIII disolvió la Compañía en su bula "Dominus ac redemptor noster". Los barcos de la Armada Real llevaron a los expulsados a Italia y se dió el caso anómalo que por media- • ción de Choisseul, Ministro de Luis XV, se les ofrecía asi'o en Córcega y, aún a Cortes Volterianas, pero menos sectarias, fueron llamados muchos, reconociendo su verdadero mérito. Voltaire empezaba a tener éxito y el primer combate con-

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