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CONTRA LOS CASTILLOS DEL MAL EL MEDIO Para preciar el mérito de una obra es necesario, sin duda, estudiar el medio en que se desarrolla. En el terreno de lo ma– terial, es completamente distinto construir una catedral o W1 rascacielos bajo una lluvia torrencial y con un viepto huraca– nado, o hacerlo con tiempo esplendoroso. Al llegar un ejército a la margen de un río, no tienden los puentes sus ponton-eros con la misma facilidad si el enemigo huye en derrota o si el obstáculo está flanqueado por las armas de éste. La obra del Padre Cádiz, se desarrolla en un ambiente hostil a sus predicaciones. Es más bien una batalla, pues no sólo hay construcción estorbada, sino acción antagónica. Su obra es lucha: Combate por salvar el espíritu español amenazado de suplanta– ción. Combate contra la invasión de las ideas precursoras de la invasión de las armas. Mucho se ha escrito sobre el siglo XVIII y muy conocido es, pero quedaría incompleto este trabajo si no se recordase en él algo de ese medio vivo y activo con que luchó Fray Diego. La Europa de su tiempo, en plena hecatombe moral y con ansias de superación materialista. El movimiento enciclopedista rápidamente se extendió por el continente como mancha de aceite. Sus ideas no fueron pa– trimonio francés pero si fué Francia la principal propagadora, primero por la imprenta, elemento de eultura empleado por el Mal contribuyó a su rápida difusión, después por la Revolución,