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·¡ ·Í UEATO DUXiU JüSE DE CADIZ hizo Zaqueo; huir Jos peligTos y ocasionPs de recaer <' ll el pecado, porque al que así no lo han·, se da por maldito en las santas Escrituras. Son tamhié'I' frutos dignos de poniteneia los castigos y morli lkaciones de nues tra. r.arne, el ayuno, el trabajo, el <¡ud>r:mlar nues– tro gus Lo, el eilieio, el azote, y todo lo dermis que nos haeo sujetar la bestia de nuestra carne; bien que es– to s últimos no son tan precisos com o los primeros, etc. No basta la oxterinr penitencia, es preciso la in– terior uel dolor, el aborrecimiento del per.a<lo y In en– mienda de la vida. El caso de la higuera maldita por el Seíi.nr. (Mat. 21 , i!J). No se ar-ahan los,' po•·ados, porque falta la pPni !enria inferior. El deshonesto. el r,odic.ioso, el vengativo, el jugador, etr.. (no hacen fi·n– tos dignos de pPnii<•Jwia ) ; por eso vemos, qnc vuelven a las pasadHs. ; Oh! Tomarnos la mald ieión de la 11i– guora, n Joricó rrrdili•·ada! (Josnó, fi , 26). Sepamos, dil'e . san Agustín, qtw:InaniK esl ¡wenil.cntia, quaul'se– qnens ~·-nlpa coinquinnl _: nihil Jll'osunt. lnn10nln, si re– plic culm· p<•<'<'Hta... /

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