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All~L•:NAL l>E MA'l'l!:HLAS PEDICABLJ!:S l\13 deshonu•·. Cierto es que esto no le ai.Jrumaría tanto que le l•idn~e dar en tierra, cuando asegura que puso sus 111e,jilla' a lo~ c¡ue c1uería n herirlas y malt.ratarlas, y c¡ue no avart.ó sn eara de los qm• lo afrentaban con ~us t'OIII-nme li as, y Ja afeaban con Bus iammulas sa – livas. Algo tm:ts, s in duda, se contiene en esa eruz, que la razón humana por sí no alcanza. Recurramos a la !'e. .Esla nos dice lo del lema, etc. Aqu i nos 1'"110 san Pedro dos cosas: la causa de sus caídas y el !'in a t¡nc se dirigen. La causa son nue~tros JH•eallüs : el fin, nuestra jus tifi cac ión. Idea. Dos partes en 1¡ue divitliré mi SlH'món. En la primera diré cómo el pec>.ado t'ué eau– sa de la s tres caídas del santísimo Redent or. .En la se– gunda, c¡uo es tas sus tres caídas nos faci lil.an nuestra difícil ,ius tificaeión. Y siendo en los ¡n·csenles t.iempus el pecado r e in.ante el de la ilustración ( i ), o el liber– tiriaje de los estadistas, y espíritus fuertes de nuestru siglo, Pll ól sólo l1aré patente tndo lo expresado o pro– mel illu. Omito punto especial de doctrina, porque todo el ~e rm c\n lo rs y muy tle entenderse para. 1¡ue pueda •·emediarsl'. A tí, Dios, mi Padre, mi Señor, y tod o mi bien ; la causa es vneslnl; no n1e óejéis a 1ní la acci(Jn só lo. Ayúda111 e, asístemc, dame l.t.t <'SJIÍI'itn pan1 quo l'rlct· t.us hatallas. La espada de mis palabras es, sobre Jllt'l– til , ninguna. Ln humana sabiduría no es a propósito. Esta no la teugil, ni aun teniéndola debiora usarla, porque erraría e l golpe. r.rJ; no san Pedt'n ''tlU la s uya en e l huerl.o, y sería, como ~ 1 sant.n lo fné . :'tgriautont.e repr<mrlido. Digo, Seíior y Dins mío. lo t¡ue David a Saúl: que con esas a rmas hr rmosas y ln st.rosas, non possum sic incellere (t.• lleg. -17 , 3!l. ) ; no puedo dar un paso. La honda de tu es pÍl' iln. la pi r,dr·n dr tu efi– cacia: esto pirto, esto solo quie ro, y eon esi" rne sobra para <lorriha e este soherhio gig·ant.f' del Jlfq·ado. o de la ilusl.rar iém. En tu nombre , Di e ·~ y l'PJi>~r clr Jos e,i ér– c \it.os , a ¡::lo.1ria l.uyn, y por PI llicn dP tu« r~cogidos , me arro.i•'· me r esuelvo. 111" rlriPrrnino. Aslsteme con tu divina luz, P.neiénd(l.IIIP: ('nll l.u divino nrnor, y pon (1) J<~~ta palabra la uH.a P-i s·al>io autor irónlcamentc y no en e1 sentido que le da la ANtd·emia dt· la Lt?ng;u::r.. '

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