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VIII p11r Dios y para Dios, dcspreeiando "de verdad" las llosas caducas de este mundo . Por eso s us palabra~ y sus esuritos ejercen en las nlwas místieas inHucu– cias , vigorizan los espíritus y los ali~ntan dulcr•mento para seguir a C1·isto por el áspCT'O caHTino de la per– fecc ión. La crítica moderna no permite qnc se eonijan Jos autógrafos . Por regla general quiero verlos y es– tudiarlos en sus propias sa lsas , con l.oflas sus a spe – rezas y sus propios giros, tales como "'s a.ntnres Jo s eseribieron. 1\ . esta regl a, l!llC juzg·a IIHI :-:i muy acer– tada, heTnn:::; a..juslado euanlu ll eva mo:-; pnhlicado, y a olla 1 ambiéu '!IJaplaremo·s el pres<mtc trabajo con li – g·eras excep<·.iou es. No es és ta una ndieilir1 critica. A nadi e exlJ·aitat·ú que, tratútuJof;e, com() se t.1·aLa, rl o nw– l.el "ias pred in1l>Ies, eseritas por el f>l'an taumaturgo de su sigJo, no Jlal·a la p1·ensa, sinn pa r·a ~H nso parti – cnlnr, haya alguna qu e utT'O.. frasr _pot'tl lir trcHIH, y pen– sa mientos sueltos quu pidan se haga. <'11 •·!J os alg·unu, aunque ligera 1nodifieaeión, ¡Jara s11 nr~j(H' int.eligen– cia. Por tanto , a fin de ha cer nt:is I"t·all<".a Sll lel\l.ura: L. 0 Acnnluaremos a la mo<.ler·rw . v Jir11 areJJrns tal •·ual aspere~a. sin alterar el genuino sr.nt.ido del autor. 2." Pan< aclarar ciertos ClltW<•J>I '''· incumplotos en el original. hemos ¡meslo a lglllla' palaln·a s l'lltre eorehetcs. ~L 0 Por la. nlisma rnz•'111 insnr·lalllu:-.. ;lltrtlllHS Ilo- tas, ou g enera l concisas , debiendo advnr·lir qn<.' lqtJa s son dol que esto cseribe, y ninguna, dt•l BiP.rruven – lurado. CclelJramos muy de veras poder ofn••·.cr n 1netos, especia lm ente a los predicadores, cst•· "A<"SI'ltal de nw– t.erias predicables", r¡ue nos dejú el hnat.n Diego do U:'Lrli~. donrte palpita el espírit11 " " Di11s que lo aui– rnalm. No hay en cllns ni llojnl'HSI··nR ni sUJ)ertlu iOades, qnt~ ;J{¡ucl hornbrc lodo de Di os, IHJ ¡u·ns.(r Hlll1t'il en ¡n·edit·a.r nn'ts qno u Cris l•1, y a Cri~tn t'rneili rado, t'Hinn PI aJ>ÚS ~ol san Pa!Jlu. E l Lento Diego es un verdadero nwd e lo del orador sagmdo, •·tta l quil\re nucs J.ra madr<' la Iglesia que sean los pr~diearlnr<'S a quienes Dios ha <"·<.lllfiado el a lto rninislerin di' la salvación de la ." almas : ministerio el mCts alto v suillirnc de cuantos hny fHl la f·iclTn, qur C'jerc.itJ) nu.HSLI·n arlorahlc He(lCll-

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