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- 7!)- ta niños goajiros, de ambos sexos, como se pue– de ver en los fotograbados que acompaño. En ellos se ve a las madres franciscanas enseñán– doles a las niñas a coser, tejer hamacas, chin– chorros, y mochilas, y a los niños se les enseña a trabajar la tierra, tejer chinchorros y extraer la fibra del, agave americano. EnE!Pájaro hubo otro Orfelinato ele niños, y en Tucacas existe otro que no se puede soste– ner por falta ele recursos. El, Misionero tiene· que hacer todos los gastos, sin que le ayuden los padres ele los niños, los· cuales muchas ve– ces van a visitar a los hij os con el fin de que les den de comer. E l gasto que mensualmente ha::e · el Orfelinato de San Antonio es de doscientos pesos oro. Por falta absoluta de medios se ha cerrado · el ele E l Pájaro; el de Tucacas se ha reducido a unos pocos, y el ele San Antonio se sost iene sa– crificando t odas las Misiones más de lo que hu– manamente pueden soportar. En vista del buen ¡·esultadu que está dando · esta medida, debiera el Congreso votar una suma para ~1 sostenimiento de tres colegios ele· nii'íos goaj iros y arhuacos, regentados por las Reverendas Madres Franciscanas, que con tánta abnegación y sacrificio se dedican a la in– g rata y difícil labor ele instruír y moralizar a los indios, dando con esto una voz ele aplauso y de aliento al Ilustrísimo señor V icario Apos– tólico de La Goajira que tánto interés ha de·· mostrado en estos ú1 1 timos años por el progre– >-o moral y material de su :\Iisión. Fray Segismundo del Real de Gandia, . )1isionero Capuchino.

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