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1 -78- jira lo que el gitano·en Europa: vagabundo por naturaleza; camina de una parte a otra et num– quam in eodem situ permanet; lleva consi– go sus haberes y su familia, y no regresa a su ranchería mientras la necesidad lo obligue a vagar por las extensas sabanas de La Goajira. Hasta ahora no se han preocupado los go– bernantes del, terreno, de las condiciones cli– matéricas y, topográficas, que tánto influyen en el carácter y en las condiciones morales del in– dividuo. La sola comparación del 1 indio goajiro con el arhuaco demuestra claramente estas in– fluencias. El arhuaco es sedentario, laborioso, taciturno, enemigo de pendencias; el goajiro, por el contrario, nunca está quieto, es enemigo de la agricultura, amante de l,as diversiones y ele las bebidas alcohólicas, que lo predisponen y excitan a la pelea. El goajiró sin aguardiente sería el. más simpático ele los indios ele Colom– bia, pues tiene virtudes naturales que hablan muv en su favor. Si se lograra reclucirl.os a una vida más esta– ble y fija, la labor educativa del. misionero ca– tólico daría todo el resultado apetecido, como lo está dando en la Patagonia, en la Arauca– nia, entre los indios del, Perú, en las Filipinas y en las islas Carolinas, y como la dio en los pue– blos del Caroní, en los siglos XVIII y XIX. A esto debe reducirse el trabajo del Gobierno; lo demás es perder lastimosamente el tiempo y el dinero. El Ilustrísimo señor Vicario Apostólico ele La Goajira está ensayando con buen resultado un nuevo método de reducción y educación mo– ra]¡ y científica, que sería completa si al mismo tiempo se resolviera el problema del agua. Con– siste este método en reunir a los niños y niñas de corta edad en colegios llamados orfeÍinatos, aunque no todos son huérfanos, y all.í los edu– can, alimentan y visten hasta que quieran sus padres. Actualmente funciona el de San Anto– nio ele Pancho, en La Goajira, donde hay trein-
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