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-64- ·mocrática y científica de los impuestos, su apli– ·cación, con peso, número y medida, y el fo– mento del espléndido suelo, conjuntamente -con el, ·desarrollo moral, material e intelectual de sus habitantes. Sabéis tanto o mejor que nosotros que la situación topográfica del Mag" dalena es la más importante de las Américas, porque forma el frontón de la del Sur, avan– zándose sobre !,a Europa, que es la fuente de nuestra cristiana civilización; está en el paso -obligado de las marinas mercantes y de guerra, hacia el próximÓ Canal de Panamá; goza de terrenos los más sanos de la tierra, como son los de la península goajira y la Nevada, de los ubérrimos de este Continente, como sabéis que ·es el vall,e binario del Ranchería y del Cesar, que rivaliza con los pintorescos de Scarsdale, de Al,bión; de Orotava, en Canarias; de Qui– llota, en Chile, y con el del histórico Nilo, al decir, en parte, del il 1 ustrado ingeniero Coro- ·nel Locket, compañero del General Lee, quien los visitó. Conocéis las inmensas selvas del Ari– guaní, 1 1 os altillanos y las colinas aluviales del · Chimicuipe, los paludes de Zapatosa, la albu– fera de la Ciénaga Grande, y las vegas maríti– mas de Santa Marta a Ríohacha, en donde las olas cubren de briLlantes espumas los gajos de musa paradisíaca, de uvas silvestres y del sa– broso icaco, orla naturalísima de esas ribe– ras de mar. Y de en medio de esas llanuras, va– llecitos y suaves colinas, se destaca, anuncián– dose, a noventa nudos, en alta mar, el colo– sal macizo, argentado por nieves eternas, de · donde se despeñan, desde 6,000 metros de altura, hacia los cuatro puntos cardinates, treinta y cinco ríos y torrentes de aguas cris– talinas y abundantes, que dotan esa maravi!Ja terrestre de elementos poderosos de prog-reso, · con la inagotable fuerza de hulla blanca que se distribuye en meandros por miles ele cuencas y valles, sobre una extensión de veinticinco ki– lómetros cuadrados; y en ellos la tierra calien-

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