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-52- ron en La Pedrera y lo demuestran constante– mente los indígenas del Inírida, Apoporis, Vau– pés y otros ríos del Caquetá visitados por el Cónsul español don José María Carulla; pero no obstante estos inconvenientes, todos hace– mos votos por que se colonicen cuanto antes esas regiones y se ll.even a la práctica los gran– des y levantados proyectos patrióticos del Pa– dre Prefecto, del doctor Francisco Javier Zal– dúa y del Ilustrísimo señor Arzobispo Prima– do. En cambio, los arhuacos, que viven en la Sierra, de una salud envidiable, llegan a una gran longevidad, y si no es mayor el número de habitantes de esa región, se debe en gran -parte al régimen bárbaro a que someten a los niños recién nacidos, a la falta de cuidados en los primerós años y a los cambios bruscos de temperatura; mas l:as que logran resistir las de– ficiencias en los primeros años de la infancia, tienen asegurada la vida por luengos años. Estoy firmemente persuadido de que todos vosotros profesáis una rel.igión positiva, con– sustancial a vuestro sér, y que la consideráis como elemento indispensable del orden social; no veréis mal que al, lado de una colonia agrí cola se levante un templo al Dios Supremo, que llene la primera necesidad de nuestro corazón. Los ingenieros del mayor túnel del mundo, El Simpl ón, levantaron una capilla . y sostuvie– ron durante Las obras un sacerdote que aten– diera espiritualmente a los miles de trabajado– res del gran túnel. Los dueños de la gran fun– dici ón de cañones Krupp han edificado varias iglesias en los terrenos de la Compañía, con el mismo objeto. El gran industrial francés M. León Harmel en su fábrica de tejidos constru– yó otra iglesia, con el fin de atender a sus bue– nos y simpáticos operarios. El Capitán Bacan– dé dio este sabio consejo a un Gobernador de este Departamento: "Le recomiendo que no emprenda el establecimiento de ninguna colo·· nía sin construirles una iglesia desde el comien-

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