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-20- ponen, sin embargo le dedicaremos unas lí– neas, lo mismo que a su riqueza mineralógica, orografía,.hidrografía, fauna y flora, y a la fer– tilidad de sus terrenos, antes de hablar del ca– mino de esta ciudad a Ríohacha y de la colo– nización de l.a Nevada. Por el examen macroscópico de las rocas en– contradas en nuestra exploración, especial– mente en la masa del gran macizo, se ve clara– mente que su formación es hidrotermal.. Allí aparecen las masas graníticas escuetas, donde se las puede examinar perfectamente; sieni– tas, protogirias, pegmatitas, feldespatos y enor– mes cerros de sílice y mica, descompuestos por la acción del anhidrido.carbónico, que las aguas arrastran constantemente de las partes altas de la cordillera. No encontrámos pr:oductos volcánicos ni cráteres en la parte superior de la Sierra, y esta es la opinión de todos los que han estudiado y visto la .Nevada. "Este gigante de la orografía colombiana ~dice De Brettes,-completamente aislado de la Cordillera de los Andes, es de formación en– teramente granítica y no volcánica, como se ha dicho por error. He recorrido este país en to– dos sentidos, durante cuatro años, y no he en– contrado nunca cráteres activos, ni tampoco lava, piedra pómez, escorias, basaltos, etc. etc., sig-nos característicos de toda formación vol – cánica." Simons es de la misma opinión cuan– do di'ce qowe es la Nevada una sublevación gra– nítica posterior a los depósitos carboníferos. No obstante la opinión de estos dos explora– dores que mejor conocieron la Sierra por te– ner los elementos necesarios que les dio el Go– bierno Departamental durante los cuatro años que estuvieron a sus órdenes, el doctor Felipe Pérez afirma que en el año 1565 hizo la Neva– da su postrera erupción y arrojó lava a más de veinte miriámetros de distancia, y que sus de– tonaciones fueron oídas en Bogotá. Fácil sería salir de la duda si el Gobierno del Departamen-
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