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-18 - obstruían d paso, sin señales de fatiga, cuesta arriba, y tan aprisa, que los que no acelera ron el paso se quedaron bien atrás. Después de ca– mina r unas cinco horas, por veredas que no merecen tal nombre, le pidió a su ma rido la mochila que Jl,evaba, que pesaba más de una arroba, y la cargó hasta el final d e la jornada. Nosotros, en cambio, no llevábamos sino la mo– chila con el brevario, y los soldados su fu sil, y sin embargo no podíamos seguirlos. Se expli– ca esta resistencia fís ica en el hombre, por el continuo ejercicio y por el uso del hayo o coca, que t iene prop-iedades especiales, y una de ellas es la de apagar los estímulos del hambre y dar– les fuerza para resistir la rgos ·viajes; pero las mujeres no u san el poporo, ni toman el hayo, n i.fuman, y demuestran una virilidad y fortale– za semejantes a la de aquella mujer que nos re– fiere el·señor Groot en su Historia Civil y Ecle– siástica de la Nueva Granada. Como no había en todo eL pueblo otra casa que la Cansamaría donde pasar l,a noch e, al lí nos refugiámos, confundidos con los indios, que nos acosaban a preguntas, deseosos de sa– ber el objeto de nuestro viaje. Nos acostámos, pero ellos cont inua ron hablando hasta la ma– drugada. Orador hubo que estuvo hablando desde las d iez ele la noche hasta las doce, sin ser interrump ido por ning uno de los oyentes. ¡Lástima que dotes tan sobresalientes ·de tri– buno se pierdan en medio de J,os bosques ! San Andrés está sit uado frente al. San Lo– r enzo, sobre un a cuchilla que a rranca de la cord illera Eibiklak y va a parar a la cuenca ele Ríofrío; su al.tura no excede de m il cuatrocien– tos metros sobre el nivel del mar; está rodeado de bosques seculares, hasta ll egar a las planta– ciones de banano. Es terreno de café, y por su vecindad a Ríofrío, pues lo separan unas seis horas de camino, y por la gran cant idad ele que– bradas que tiene, sería la regiá'n cafetera por excelencia, muy superior a las haciendas d e