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-10- ,del mar. De cuantos pueblos arhuacos vimos, éste es el más populoso e importante, de suer– te que las fiestas fueron má~ solemnes y mayor la concurrencia de indios. Tiene San Miguel un clima hermoso, frío, de los mejores que se pueden encontrar en la Sierra Nevada; la tem– peratura baja hasta I4 grados centígrados, y aunque los indios no viven durante el año en d pueblo, sino en sus rozas, demuestran en su físico la bondad del clima de toda esa región. Se da muy bien la manzanilla, el ceboll,ín, la .arracacha y la malanga, y un poco más arriba la papa, y no dudo de que se daría bien el tri– go si lo sembrar?-n. Desde este pueblo párte un camino de herra– dura para Taquina, Macotama, San José y Atánquez, y otro, por los. páramos, a San Se-– bastián, que pueden aprovechar l,os de San Mi– guel para bajar a Ríofrío. Los exploradores Sievers y Conde de Bret– tes caminaron por esta vía, seguida en parte por Simons. Elíseo Récl,us se quedó en la re– gión del, Chirua, sin llegar nunca a estos para– jes. Pensábamos seguir esta ruta, por consi– derarla más recta para llegar a las cabeceras de Ríofrío, como én efecto lo es; pero el miedo de unos y la ingénita desconfianza de los in– dios nos obligaron a seguir una vía completa– mente desconocida en ciertos puntos y llena de peligros por las muchas fieras que pululan en -sus impenetrables bosques. De Santa Rosa salí con mis compañeros de viaje a las seis y media de !,a mañana, el ·7 de ·octubre, en dirección al pueblo de Palomino; servíanos de guía el mama Miguel Nolabita. Dejámos el Alueshi, o río San Miguel, y entrá– mos en el valle Noushichak, por donde corre el Kabikungiii, tributario del San ~l'!iguel. Está formadoestevalle por la cordillera ],!amada Ku– chalui, .a l,a izquierda, y el Kabikungüi, a la de– recha. Cuatro horas tardámos en atravesar el 1.ralle, y por Isangaka bajámos al río Aluikuishi,

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