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-59- de unas tres leguas, y con tánta claridad, que si hubiera caminado una legua más también lo hubiera oído. El oficio de este maguaré es el mismo de la corneta para un ejército; porque los Güitotos para todo tienen sus toques diferentes: hay toques para reunión de Caciques; los hay para convocar á los brujos; los tienen para hacer sus asaltos á los blancos·; para comer carne humana; y más que todo, hacen uso de él para los combates. Siempre son dos los maguarés que hay en cada tribu; uno más grande que otro. Los tienen arrimados, el un extre– mo descansando en el suelo y el otro sobre unos atravesa– ños. Las baquetas son unos palos susceptibles de poderse manejar con una sola mano, y tienen en la punta una porra de caucho. Re¡:;ularmente tocan los dos á la vez: con la de– recha el grande y con la izquierda el pequeño. Explicado así el instrumento musical güitoto, tratemos yá de sus bailes y cantos. Como el carácter güitoto es sumamente festivo y jovial, resulta que el baile es casi una necesidad en sus fiestas. No olvidemos también que el entusiasmo habido para el baile, lo tienen, y quizá con más ventajas, para el canto. En estas dos artes ponen especialísimo cuidado las madres para en– señar á sus hijos, pues apenas comienzan á dar pasos y á balbucir una que otra palabra, yá les dan lecciones del uno y del otro. · Ahora bien: no teniendo fiestas religiosas, los indios hacen sus bailes cuando tienen de comer y beber con al· guna abundancia, lo cual sucede ordinariamente unas cua– tro ó cinco veces al año, época en que dan sus frutos las palmeras de canangucho, mil pesos, chontaduro y otras. Fu¡;– ra de estos tiempos señalados por la naturaleza, tienen otros bailes que pudiéramos llamar de familia y especiales, como el que precede al estreno de una casa, ó en la muerte de su Cacique, etc. · En los bailes generales, á los cuales acuden muchas tribus representadas cada cual por su Cacique, hay como una especie de desafío sobre quién lo hace mejor. Y como nadie quiere ser vencido en esta clase de combates, resulta que los bailes llegan á ser objeto de admiración para el es– pectador. U na particularidad existe también en los bailes güito– tos, y es: que rarísimas \·eces los hacen cogidos hombres con mujeres, sino separadamente, pero tan unidos con los de su propio sexo, que parece una verdadera sarta ele monos. 1\\\i. 'lO. \lno. \)1!.(\\.\<!.ti.o. \<ko. <l.<!. uno. dama '6\i.\\.C\ta:
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