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-43- man ecer algunos días en El E11ca11to: ya porque el mismo Sr. Gregario nos h abía aconsejado qu e era muy prudente hacerlo así; pues antes de ir nosotros á las tribu s bárbaras, quería anunciarl es nuestra llegada para que estuviesen reu– nidos e n sus casas, como también para advertirl es el buen mane jo qu e debían tener para con nosotms, etc. etc.; ya tambión, porqu e siendo El Encanto centro de mú chos blan – cos, y á donde acude n indios de varias tribus, podíamos ejer– cer nuestro min isterio sin mucho trabajo. · Di cho señor ofrecióse tambi én á acompañarnos; pero al tiempo que íbamos á emprender tan peligrosa tarea, ocupa· cion es imprevistas le obligaron á quedarse. En los 17 días de permanencia, adquirimos muchos conocimi entos de los usos y costumbres de aquel los indios, diseminados e n esos montes. Nos pusimos al corriente de las guerras, envenenamientos y crueldades que habían hecho y hacían co n sus enemigos; como también de las matanzas, qt¡e pocos meses antes habían efectuado con los blancos. Muchos de los q ue narra ban estas cosas se habían salvado de la mu erte, y algunos hasta nos mostraron las heridas que recibi eron e n esas horribles gu erras. No obstante, de. todo esto, nos aseguraron q ue á nos– otros n o nos pasaría desgracia alguna; que los indios no eran crueles con quien bien los trata. Todo esto n~s animaba mucho, ó hi zo q ue no desistiéramos ele nu estro propósito. Con tod o, y á pesar de la gca n co nfianza que teníamos en Di os y en la Sa ntísima Vi,-ge n, pasámos d ías amargos y no– ches terri bles, co mo lo pod,-á atestiguar el P . Santi ago, y diré yo en los capítu los siguientes. CAPI TC LO lll E l día 7 de Noviembre, cl esp11 és el e habernos puesto en las man c.s del Señor, salimos de El Encanto con el P. Sa n– tiago, nu estro intérprete Anselmo Magallanes, y el soldado P edro Maria Millán. Luégo tomand o camino por tierra nos clicigimos por la parte izquierda del Caraparaná con direc – ción á l:t tribu ele indios Güitotos, llamados Erayes. Anduvi– mos unas ~ietc horas por dentro del mo nte, y dimos con el pequeño río l\Ien;tje : antes de pasado se encuentra primero u n puente ele guadua, el q ue sin exageración alguna, tendría unos doscientos metros de largo. Muchas veces perdimos el 1

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