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- 14- Según lo acordado con el señor Intendente y el General Monroy, San Diego era el punto de cita, y allí ,debíamos esperar para, de una manera formal, arreglar el viaje y con– tinuar basta el Caraparaná. A los pocos días ele estar nos– otros en San Di ego tuvimos el gusto de recibir á todos los expedicio nat'i ns. Dijéronme cómo en el primer día ele navega– ci ón les sucedió un percance, que consistió en la volteada de una canoa; y las consecuencias de esa desgracia fueron: perder una cartuchera, un rifle, y el peligro de ahogarse un soldado, pues cayó al fondo del agua, y le costó trabajo li– brarse de la muerte. Los demás llegaron bien, y estaba n dispuestos á sufrir todas las penalidades anejas á la comi– sión que llevaban. Lo indecible se trabajó aquí para disponer la marcha; y á pesar de que los indios y aun las in dias tomaron parte muy activa, ya refeccio nando las malas canoas, ya en la con strucción de una nu¡,,·a; no obstante quedámos muy es– trech os, y daba compasión, al mismo tiempo qu e risa, ver cómo Jos soldados iban en las canoas como hi gos en una cesta, con más el estorbo de ollas, platos, yucas, rifles, cartu– cheras, etc., etc., pero con todo, m uY conten tos. El 31 de Agosto después de haber bendecido una nue– va embarcación, á la qu¡, se le dio por nombre Mo11roy, sa– limos para San José, adond e llegámos con felicidad después de haber navegado unas nue\·e horas. CAPITULO IV Indios de San J osé- -La Sof'la. El pueblo de San José está edificado en la ribera dere– cha del Putumayo. Su temperatura ordinaria es ele 25° R., y sü población total no pasará de unos sesen ta habitantes. Como hacía poco tiempo que yo había estado co n ellos, en esta segunda visita fu e corto el número de Sacramentos que administrámos. Entre estos indios se co nservan verídicos recuerdos riel actual Presidente ele la República, como también ele los ilustres Misio neros Jesuitas Jost: S. Laínez, P. J. Piquer, y del Hermano La Plata. Me enseñaron un a vara con empuña– dura de plata, la que sólo maneja el Capitán ó Cacique; dicha vara, como los mismos indios di j.eron, fue regalada por el Sr. Nemesio Reyes, sobrino del Sr. Reyes. Asimismo en una pequeña cajita de madera guardan una imagen de la San-

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