BCCCAP00000000000000000000259

A las diez de la mañana Colón me mira sonriente, al mismo tiempo que muestra más de 300 huevos de tortuga. "Padre -me dice-, ya no estamos brujiados; la culpa de todos nuestros fracasos anteriores la tenía la boa. La matamos ayer, y hoy hemos amanecido con suerte. Hemos cazado el paujil y acabamos de encontrar estos huevos de tortuga. Ya no pasaremos hambre". "Prende el motor -repliqué-, y vamos; todavía nos falta mucho camino por andar". LOS PRIMEROS CUSHMAS Una creciente repentina del río nos obligó a aminorar la marcha. Los palos y troncos que arrastraban las aguas terrosas relajaron un poco nuestros nervios. Era preciso desplegar toda la pericia para evitar una posible desgracia, que sería irreparable. Al llegar a un recodo del río vimos humo a distancia de un kilómetro. Alguien había en aquellos parajes solitarios. Era una familia de la tribu de los Cushmas. Las mujeres y los niños, al oír el roncar del motor, trataron de apagar precipitadamente el fuego sobre el que secaban la carne de un puerco, y se dieron a la fuga; los hombres, aprove– chando la corriente del río, pudieron alcanzar una quebrada para esconderse. Un joven de 20 años, el hijo mayor, al ver que éramos nosotros, salió a la orilla del río y nos invitó a quedarnos allí para hacer noche con ellos. Como temíamos la corriente del río y era bastante tarde, aceptamos gustosos la invitación. FAMILIA DE APOLINARIO Mientras saludábamos al joven, salió cautelosamente de entre los árboles su padre, llamado Apolinario. "Creyendo que siendo militares, por eso escondiendo -nos dijo-. Mujeres, hijos pequeños yendo monte, teniendo miedo". "Llámales, que vengan, nada va a pasar" . Silbó varias veces, emitió unos gritos suaves, habló unas palabras en su idioma, y al cuarto de hora fueron apareciendo los demás miembros de la familia. Todos eran sumamente tratables, atentos y serviciales. Hasta las mujeres, en un principio tímidas, se nos ofrecieron machete en mano, para cortar ramas y todo lo que fuera necesario para preparar el ranchito en el que debíamos pasar la noche. Suponiendo que carecíamos de comida nos brindaron 92

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz