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EN MARCHA HACIA EL AGUARICO El día 4 del mes de diciembre último, salí de Nuevo Rocafuerte, acompañado de Fr. Pastor y de un muchacho, perteneciente a la Misión. A las dos de la tarde enfilábamos nuestra canoa, bien cargada, rumbo al río Aguarico. La finalidad primordial de este viaje era visitar a las tribus de los indios Cushmas. Por causas ajenas a nuestra voluntad no se les había visitado en el transcurso de dos años. Antes de alcanzar la desembocadura del Aguarico hicimos nues– tros cálculos. Con la gasolina de que disponíamos, y era toda la que pudimos conseguir, era imposible llegar al fin de nuestro viaje. Era preciso tocar todos los resortes para lograr algunos galones más de combustible. Superada esta dificultad podríamos cantar victoria. Nadie obstaculizaría nuestro camino, ni las violentas torrenteras que, según referencias, .eran muy peligrosas para nuestra embarcación y hasta para la vida. ¿cómo solucionar este problema? Había que pasar por todo. Previos los permisos de las autoridades, acudimos a un destacamento militar peruano, que vigila la frontera internacional. Nos atendieron cortésmente y fueron tan gentiles, que nos regalaron lo que nosotros tratábamos de conseguir con dinero. Satisfechos y contentos por el éxito de nuestras gestiones entramos decididamente en el Aguarico. EN CASA DEL SR. TORRES A las cinco y media de la tarde, casi de noche, atracamos en el puerto de la hacienda de un señor por apellido Torres; hombre sen– cillo, que puso a nuestra disposición su pobre casa y su cocina. Mientras rezábamos el Santo Rosario, la señora de la casa preparó la cena. Las sardinas en conserva con arroz nos supieron a gloria. Un rato de charla, una lección de catecismo a la familia, constituida por el matrimonio y tres niños, y a tomar posiciones para descansar. Mis compañeros se acomodaron en el suelo y yo en el catre. El canto de los gallos, el ladrido de los perros y el gruñir de los puercos interrumpieron nuestro sueño. Celebré la Santa Misa entre dos luces y, sin detenernos a desayu– nar, continuamos el viaje. 87

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