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cuarto disponible, el cuarto de armas. Excepción hecha en los días que permanecí en Puerto Asís, es la única vez que dormiré en cama y cuarto aparte, durante mi larga correría, si bien es un cuarto, como todos los de este oriente, medio abierto y con tablas (todos son de tablas) tan espaciadas que sin dificultad puede observarse desde la · cama todo Jo que por los alrededores pasa. "Siempre he sido católico- me dice el teniente -pero desde que les veo a ustedes andar como andan sacrificándose por estos pobres indios, me siento mucho más católico". Está desesperado : en vísperas de casarse recibió órdenes de trasladarse a esta posición, la más aislada y comprometida de todo el oriente. "Créame Padre : Estoy medio Joco. A veces me vienen pensamientos de pegarme un tiro ; otras de meterles bala a Jos peruanos de enfrente" . Ciertamente bien retribuido está el soldado ecuatoriano en sus quinientos sucres mensuales libres, nada digamos de las clases, oficiales y jefes ; pero en estas zonas de un calor axfisiante, de tanto zancudo e insecto de todo género, que a uno le comen vivo, no hay militar que aguante mucho tiempo y por eso todos suspiran por la sierra, y aunque ganan menos, allá se van al cabo de un año o antes si les es posible; en estas tierras solos los misioneros podemos permanecer, porque no buscamos regalos para nuestros cuerpo, sino a Dios y el único tesoro verdadero de la tierra, las almas. En Lagartococha me demoré, contra mi intención y deseo, hasta medio día, tiempo que empleé en dar una instrucción religiosa a la tropa, calmar la nerviosidad del teniente, arreglar el motor, otra vez averiado, y gestionar la compra de gasolina en la guarnición peruana, pues la ecuatoriana carecía entonces de ese combustible. Como las relaciones entre Ecuador y Perú son tan tirantes, el resultado de mi gestión fue nulo; eso sí, Jos peruanos me recibieron, según es tradicio– nal en ellos, con toda amabilidad y, aun me ofrecieron unos refres– cos; pero de ahí no pasó; se excusaron alegando las severísimas órdenes que tenían de no proporcionar ni una gota de gasolina al Ecuador. No había para qué insistir. Así está de grave la situación política de estos dos países hermanos, y por eso, a todo lo largo de este río fronterizo, no hemos visto sino guarniciones y soldados a ambos lados. A Jo más algún pescador y tres contados ranchos en la parte ecuatoriana. Descorazonado, porque a causa de la falta de combustible para el _moto~, iba a demorarse el viaje mucho más de lo previsto, y por la mcertldumbre de encontrar bogas para la surcada del cada vez más 48
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