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una especie de "guerra" por el influjo religioso y alguno de los mo– mentos más penosos entre los misioneros. Mientras tanto , los indíge– nas fueron tratados como mero campo de batalla. Desde entonces, en el río Aguarico hubo dos matrimonios de mi– sioneros evangélicos fundamentalmente, ambos con una larga perma– nc n~.:ia en los respectivos grupos indígenas : los Borman entre Cofanes y los Johnson en medio de los Sionas-Secoyas. Estos últimos hicie– ron contacto en Cuyabeno en 1955 y han vivido con ellos hasta la expulsión oficial del ILV de Ecuador. De 1959 a 1962 coincidieron con los capuchinos en Cuyabeno y en la crónica respectiva se narran algunas de las tensiones que ambas misiones vivieron, sin demasiado respeto por los indígenas. Los Johnson consiguieron el control total de los Secoyas, no así de los Sionas, cuyos hechiceros no se plegaron al discurro evangelista, y en 1973 se trasladaron, con la mayor parte de la parcialidad, a San Pablo de Kantesiayá, en la boca del Shushu– findi, donde toda la vida comunitaria giraba alrededor del culto tres días por semana. Pero apuntemos siquiera que el 22 de agosto de 1956 (algunos miembros estaban en el país desde el 52) el ILV había suscrito un Convenio con el Gobierno "'para la investigación de las lenguas indí– genas del Oriente Ecuatoriano". Ya en el informe de labores del ILV, en junio de 1957, se afirma : "1) Obra y preparación realizada hasta la fecha : a) Tribus localizadas y ocupadas: Cayapa, Colorado, Jíba– ros. Yumbo, Huarani, Cofán, Sionas, Záparo". Sel'iala los misioneros en cada una de ellas; tienen una base de . operaciones en Pastaza, río Llushin, y preparan lo que será su base central en Limoncocha. Han instalado 1 O pistas de aterrizaje; acaban de recibir un hidroavión, "El Chasqui" , y un avión Helio Courrier (41 ). La abrumadora supe– rioridad de infraestructura con cualquiera otra misión es evidente. .Sin embargo , el 22 de mayo de 1981, el desaparecido Presidente Jaime Roldós firmó el decreto que dio por terminado el contrato con el ILV. Un antropólogo ecuatoriano asegura : "Con esta medida, el Gobierno dio una respuesta a los planteamientos y demandas de las organizaciones campesinas e indígenas y de sectores intelectuales y estudiantes que, desde hace varios al'ios, presionaban por la salida del Instituto cuyas actividades, supuestamente académicas, encubrian sus verdaderos objetivos estratégicos, religiosos y políticos (42). Sin espacio aquí para examinar su labor científica y misionera, anoto su larga permanencia e influjo entre los indígenas por ellos evangelizados. Para bien o para mal, lo que ahora sucede entre los 30

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