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shufindi aguas arriba hasta limitar con el lindero trazado por el IERAC y colindando con la cooperativa Miss Ecuador; y por el Eno toda la margen derecha hasta el citado lindero, colindando con la cooperativa Pantera; y por el Aguarico, la margen derecha, todo el territorio comprendido entre estos dos ríos antes citados. En la margen derecha del Eno se encuentra ubicada la cooperativa Tahuan– tinsuyo. Hay que tener en cuenta que muchos colonos de estas coo– perativas son tipos venidos de la Central de Shushufindi, quizá con el único objeto de adquirir nuevas tierras y explotar la madera, para luego venderlas a otro necesitado. El P. Alejandro Labaca certifica lo antes dicho: conoció a más de una familia que anteriormente se encontraba ubicada en los lotes de Shushufindi Central. Estas tres cooperativas y los Sionas y Secoyas, por insistencia de los colonos, tienen proyectos de hacer un Centro Poblado en el mismo lindero con las cooperativas y construir una escuela para la educación de los niños (esto quiere decir que los niños Sionas, en especial, van a codearse con los niños de los colonos, cuando siempre el indígena ha tenido problema en este aspecto). El territorio de los Sionas y Secoyas ha sido adjudicado ya con título de propiedad, que tienen que retirar en Puerto El Carmen. Los Secoyas especialmente, no están conformes con esta adjudica– ción. Dicen que es muy reducido; por lo que piensan autolinderarse una reserva nueva hacía las proximidades de Puca Peña. No lo pueden hacer desde el río Shushufindi hacia abajo porque hay una coopera– tiva, compuesta de 40 familias en proceso de ubicación. Enfrente a los terrenos de su propiedad (en el Aguarico) no han podido conse– guir les asignasen; el IERAC se negó a linderarles e incluirles dentro de sus terrenos. Los Sionas y Secoyas están en general muy inquietos; uno que otro está hasta rabiando, porque dicen que los colonos están inva– diendo sus tierras. Así lo expresa Rubén, un viejo Siona: -Nosotros hemos vivido desde siempre aquí en las tierras del Eno. Dios entregó a nuestros antepasados estas tierras para que viviésemos. Está muy enojado el hombre, pero se nota cierta altivez. Habla de quejarse al Gobierno, al Coronel, de todas estas anomalías. Parece comprender que es impotente, pues el pobre apenas puede expresarse en castellano, y quién le ayudará... Esperamos que lo hagan los her– manos suyos, los Secoyas. Por ambas partes se están organizando. 267

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