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por lo que tuve que poner especial cuidado en adelante, y mi preocu– pación fue mayor al recordar que el motor 8 HP. tampoco estuvo bien, estuvo mal la bomba de combustible. No obstante esta preocu– pación, hacia las cuatro menos cuarto arribamos al puerto de Dn. Humberto Chávez, que por lo visto no estaba en casa, ya que había salido a Tena por citación expresa del Sr. Gobernador. La Sra. María de Chávez nos recibió muy amablemente en su imponente casa en estado- de ruina (toda la paja de la casa se encuentra casi totalmente podrida). El pueblito de Cuyabeno, con su Tenencia Política funcionando en la misma casa del Sr. Teniente Político, en estos momentos ausen– te; una bonita escuela desgraciadamente sin profesor y unas dos casitas más es el centro poblado de la Parroquia Cuyabeno. Según versiones de la familia Chávez, está muy preocupada por no tener profesor y el que tuvieron el año pasado se marchó sin terminar el año. Se llevó las libretas de los alumnos y cierta cantidad de dinero que la Misión Capuchina donó a dicha escuela. En la población de Cuyabeno no tienen Registro Civil. El Tenien– te Político, aprovechando su salida a Tena, tratará de poner en evidencia todas estas necesidades de la parroquia. Volverá en pocos días y seguramente con el nombramiento para secretaria de dicha Tenencia a Luz M. Tangoy. Esta mañana llegó un helicóptero de Ecuavía en busca de unos turistas alemanes que se encuentran en Puerto Bolívar (Cuyabeno adentro). Es una familia singular, se muestra muy amable con toda la gente, todas las mañanas en aquella casa se brinda café Minerva; costumbres que ellos tienen y quieren y nos lo demuestran siempre que tienen oportunidad. Nos despedimos muy agradecidos, y quién no lo haría; aquí todo es abundancia. Cuando salimos son ya las nueve y media de la mañana. Es un día de sombra como los anteriores. Días muy hermosos para un viaje como éste es cuestión de suerte únicamente. Como de costum– bre vamos visitando todas las casas. La primera visita la hacemos a la guarnición de Cuyabeno. El soldado Olivo es el comandante, y seis conscriptos más están bajo sus órdenes. Nos dan el buen viaje y seguimos muy satisfechos río arriba. Osear Shiguango no está en casa; están únicamente las hijas que son de edad escolar y otros niños menores. Angel Shiguango no está tampoco en casa; anda por arriba. Cuando llegamos a casa de Valerio Shiguango, está arreglando su canoa nueva. 262

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