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Don Humberto Chávez y doña María están acostumbrados a contarnos en su casa como uno más entre sus numerosos hijos. Su generoso corazón no escatima ningún detalle para que tengamos todas las atenciones y comodidades posibles en estas soledades. El día 26, miércoles, pasamos visitando el destacamento, cono– ciendo el emplazamiento del nuevo cuartel, la escuela, las familias de Cuyabeno y programando los bautizos, primeras comuniones y matri– monio que se harán a nuestro retorno desde Shushufindi. El día 27, jueves, a las 9 de la mañana salimos de Boca Cuyabeno hacia San Pablo de Kantesiayá (Shushufindi) . Cumandá surca veloz las aguas del Aguarico que, agitadas por la brisa, forman una esbelta cabellera que ella se sujeta con la cinta verde de su nueva falca. Oliveros conoce perfectamente esta zona: Cuchi Isla, Montecristi, Pucapeña, Rumi Isla, Remolinos, y a la 1,15 p.m. estamos más arribita de la desembocadura del Shushufindi, en San Pablo de Kantesiayá. Saludamos a Fernando Payaguaje, a los señores profesores Celes– tino, Luis, Jonatán, y a casi todo el pueblo, que viene alborozado a darnos la bienvenida. Después de concretar nuestro plan para el regreso del Eno, parti– mos de nuevo hacia Campo Eno. Después de saludar al grupo Siona de la desembocadura del Eno, surcamos por este río hasta el grupo Siona del interior, adonde llegamos hacia las 4 de la tarde. DIONISIO YIYOCURO Y SU GRUPO Aquí vive un grupo pequeño de Sionas, grupo en extinción, dirigido por Dionisio Yiyocuro, que se empeñan en mantenerse en su aislamiento y marginación. Dionisio está muy preocupado porque el "inguiniero"le ha dicho que tiene que dejar esa tierra y trasladarse a otra parte. - Dios puso esta tierra para vivir Sionas- repite constantemente Dionisio. -Así es, Dionisio. Esta tierra es de ustedes. Haga chacras más arriba y ponga allá otra casita para que no avancen más los colonos... Tanto este pequeño grupo, como todos los de Campo Eno, viven en gran miseria y abandono. Había también una epidemia de tos ferina, gripe y otras enfermedades. Está también muy postrada la señora Mónica Kenamá a quien administro la santa unción. 252