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A las ,4 llegamos a la primera casa de Cushmas, que del Cuyabeno habían bajado al Aguarico para establecerse a la margen izquierda de este río. · Arantxa, febril y destemplada todo el día, sudó tinta al querer extraer un par de muelas al yerno de Cecilio Piaguaje. Por fin , des– pués de varios intentos, logró lo que pretendía, recogió el instru– mental y nos despedimos de la familia. Entre dos luces atracamos en el puerto de la propiedad pertene– ciente al Sr. Leonardo Salazar, donde decidimos pernoctar. La pava recocinada en arroz nos supo a gloria. Rezamos el Rosario y dejando a las mujeres y a los niños, nos trasladamos a una playa cercana, donde acomodamos las camas para dormir al aire libre. 30. Con asistencia de la familia Salazar-Chávez y servidumbre celebré la Santa Misa. Desayunamos, y con un tiempo medio lluvioso seguimos viaje. . Serían las 10 de la mañana cuando se desató un fuerte viento, que provocó un aguacero. En un principio se agradecía el agua que caía sobre nuestros cuerpos recalentados por el estiaje de días ante– riores, pero pronto sentíamos el frío de la lluvia que caló nuestros vestidos y llegó a nuestros cuerpos. A las 11 llegamos a casa del Sr. Chávez. Charlamos algunos minu– tos y de inmediato nos hizo pasar a la mesa. Nos brindó un sabroso almuerzo a base de carne de tortuga. La casi totalidad de los moradores de aquella· región se dieron cita para trabajar en minga con el fin de limpiar los terrenos próxi– mos a la escuela. Aprovechamos esta oportunidad para preparar a grandes y a chicos para la confesión. Administramos el sacramento de la penitencia a todos los que lo deseaban. 31. Ultimo día del año. Amaneció bajo una copiosa lluvia, que obstaculizó la celebración de la Misa a la hora señalada. No hubo más remedio que esperar a que se reuniera la gente para celebrar la Eucaristía. A las 10,30 iniciamos la oración con el canto acostumbra– do "Vayamos jubilosos". Comulgaron unas 40 personas, se bautizó una niña y confirmé a dos señoritas, y al terminar se bendijo el nuevo local escolar, que con gran sacrificio e interés han levantado los padres de familia para que se eduquen convenientemente sus hijos. 242