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confirmar a una joven de 16 años, bautizar a un niño y casar al hijo de la casa, llamado Nelson. Nuestros planes y la buena voluntad de los padres del novio se estrellaron con la frialdad, apatía y cierto resentimiento que sentían los padres de la novia, que se resistieron a celebrar por el momento la boda. Rezamos el santo Rosario en familia y acto seguido se prepararon todos para la confesión, que la recibieron casi la totalidad de las personas mayores. Un ratito de charla, y de inmediato se prepararon las camas para descansar. COMO ES POSIBLE PESCAR SIN CEBO Y CON ANZUELO LIMPIO Un accidente inesperado y desagradable ocurrió a Arantxa en el momento de preparar la hamaca. Sin saber cómo e inesperadamente se clavó un anzuelo en un dedo de la mano. El problema era serio. No disponíamos de anestesia para realizar la extracción y liberar el dedo del peligro de una posible infección. Fue preciso el esfuerzo del P. Miguel Angel, y su decisión, sin miramientos, que en un abrir y cerrar de ojos solucionó el problema. Un iay! seco y sonoro, una inyección de antibióticos, una cura de emergencia y pasamos al se– gundo capítulo de esta inolvidable aventura. Terminada la dolorosa operación, quedó todo en calma y cada uno ocupó su lecho. No habría trascurrido una hora, cuando me desperté al sentir un siniestro movimiento que afectaba· a toda la casa. ¿qué sucedía? ¿Era temblor? ¿Ataque de paludismo? ¿Nervios de la recién operada? Es difícil, por no decir imposible, expresar con palabras la impresión que produce un ataque de fiebre cuando en las mismas vigas de una casa de material de selva se aseguran dos hama– cas. Tan largo y tan continuo fue el que yo llamaría "fenómeno del anzuelo", que alguno de los expedicionarios abandonó precipitada– mente la casa, hizo un acto de arrepentimiento, y se resignó a esperar los efectos de lo que creía ser terremoto. Menos mal que la serenidad volvió a calmar los ánimos. A juzgar por las náuseas, arcadas y vómitos, se trataba de un desarreglo del aparato digestivo que sufrió la Hna. Arantxa. Una pastilla de alka– selzer suavizó los nervios, tranquilizó a la protagonista. Silencio y todos a descansar. 240

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