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Sirvan estos datos escuetos para poner de manifiesto la casi extin– ción de unos pueblos antaño numerosos (24). Y ¿qué decir de sus territorios? Baste observar que en la actualidad los Sionas-Secoyas, antiguos poseedores de las cuencas del Napo y el Aguarico hasta el Putumayo, tienen una concesión estatal de 7.043 hectáreas entre los ríos Eno y Shushufindi y luchan, sin mucho éxito, por hacer valer sus derechos ancestrales (25 ). TETE TE S (26) ¿Quedan hoy en día supervivientes de los Tetetes? Los Sionas ecuatorianos se inclinan a responder afirmativamente, aunque reco– nocen que el último territorio de aquéllos, hoy inscrito dentro de lo que sería Reserva Faunística Cuyabeno, en gran parte invadida por colonos, ha sido expoliado. Tal vez algún Tetete quedó asimilado a las pequeñas comunidades indígenas del Putumayo; tampoco puede descartarse del todo la existencia de individuos remontados según su costumbre. Aunque no es el propósito de esta presentación hacer un estudio histórico, ni antropológico, sobre los indígenas, valga la pena recor– dar algunos hechos comprobados, que los sustraigan del halo de igno– rancia, y por tanto de misterio, que los ha rodeado en Ecuador. Al mismo tiempo pueden poner de manifiesto lo que quizá ha consti– tuido .el penúltimo genocidio amazónico. }>or razón de la brevedad anotaremos sólo algunas noticias que sobre los Tetetes recogimos en el presente siglo. No entraremos, por tanto, en el estudio de su origen y evolución históricas, aunque al menos está fuera de duda su pertenencia a la misma familia lingüística de los anteriores; es más, según informantes que los han conocido, su habla tenía la mayor semejanza con la de los Sionas del Putumayo. Quizá ·sea en los archivos de la Misión Capuchina del Caquetá donde más evidencias se guardan sobre la vida última de este grupo. También siguen presentes en la memoria de sus vecinos, llámense Sionas, Cofanes o antiguos colonos del área, aunque, como es obvio, muchos relatos orales estén construidos con el material de las leyen– das. Finalmente, por lo que atañe a la parte ecuatoriana, en los archi– vos de compañías petroleras, como la Cayman Oil, sus sucesoras y la Texaco, debe quedar constancia de los sucesivos enr uentros que con ellos mantuvieron durante décadas. 22

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