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· Su semejanza con el león es grande, si descontamos el tamaño; se llama así "monito-león". La niña, Sonia, con la desgana y encanto de su feminidad naciente, desaparece, vuelve al cabo de un rato con un motelo (tortuga) que regala al puntero. Se le agradece mucho, claro; sobre todo por la espontaneidad. A las 17 horas, fin de la primera parte del viaje: la Boca del Cuya– heno. Después de saludar a Dña. María (la mujer fuerte de la Biblia) y sus hijos -el marido, José Humberto Chávez, está de viaje-, avi– samos a las familias de los alrededores de nuestra presencia y visita– mos la escuela. Es grande, nueva, bonita y bien cuidada. Cenamos (pava salvaje y sopa de plátanos con yuca) escuchando las novedades sucedidas en el caserío que nos cuenta Oliveros, simpá– tico "huambra" de 18 años, hijo de la casa. Después de colgar nues– tros "aperos nocturnos" hablamos largo rato con toda la familia. La luna grandota, reflejada en el río, da a las aguas tonalidades tan irreales como bonitas; ninguno tiene deseos de "subirse a la hamaca". 18. En primer lugar se celebra la Santa Misa con asistencia de todos los vecinos. Después, reunión de padres de familia. Por último "consulta", con repartos proporcionales de medicamentos a los en– ·fermos y vitaminas a los sanos. Les encanta recibir remedios, y ade– más de vitaminas piden pastillas y jarabes para la gripe, penicilina, algodón, esparadrapo y alcohol. Al vivir en una zona tan alejada y sin ninguna "farmacia" cerca, el problema de abastecimiento farma– cológico es agudísimo. A la enfermera le regalan una flor de "guan– do"; es asalmonada, grandota, bonita y además se emplea como remedio para curar a los perros. Nos hablan de un remedio de la "farmacopea indígena", el aceite que extraen del hígado de las rayas, eficacísimo en las afecciones laríngeas. El Padre tiene la laringe irritada, pero.. . el benéfico remedio se les había terminado. Almorzamos y continuamos la ruta, ahora navegando por el río Cuyabeno. El agua de este río es mucho más oscura, con una tonali– dad verdosa muy bonita. La primera casita que pasamos es la de Eduardo Yumbo. La familia está en la escuela; así que no hay parada. El paisaje es idílico de "película de Tarzán": los recodos del río, la gran cantidad de lianas, las charapas (tortugas) tomando el sol, y un poquito más abajo .. . un señor búho bañándose. Nos mira con sus ojotes amarillos, que parecen de cristal; un tanto enfadado, produce unos chasquidos nada amistosos cuando el Padre interrumpe su baño con intención de sacarle una fotografía; la idea de que su imagen quede para la posteridad no le gusta; sigue mirándonos hoscamente 230

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