BCCCAP00000000000000000000259

Nos hablan de sus vecinos. Al parecer una señora está grave. Retrocedemos a verla. La enferma es Matilde Payaguaje, esposa de José Cecilio Piaguaje. Tal vez en algún tiempo estuvo malita, ahora su aspecto es envidiablemente sanote. Todos los habitantes de la casa resultan agradables y abiertos. Viven en una casita provisional mientras trabajan en la chacra, muy bajita de techo, que mantiene una temperatura sumamente fresca . Para llegar a ella tenemos que subir por unos troncos que salvan el desnivel. Comprobamos que "nuestro equilibrio es perfecto" y no padecemos vértigo. Nos despe– dimos dejándoles algunos remedios por si las dolencias se repiten. Las familias de Cesáreo y José Cecilio son Cushmas-Secoyas, venidos del Cuyabeno. Uno de los niños lleva un mandilón azul oscuro, con un ribete blanco, parecido a los de nuestros colegiales. Se llama " cushma", es el "vestido típico". Las mujeres llevan un blusón con canesú y una falda de flores . Se depilan el pelo que crece en las sie– nes, dejando así la cara más despejada, con una hebra de "chambira" que colocan en los dedos formando tijera. La pinza para depilar es tan original como eficaz. Su idioma gutural y entrecortado, su aper– tura y comunicabilidad, su risa contagiosa, su inteligente vivacidad, su misma indumentaria y vivienda nos introducen en otro mundo nuevo, una raza selecta que se extingue. En el camino encontramos al Sr. Modesto Coquinche con uno de sus siete hijos, José, precioso chiquillo de 7 años con unos ojazos almendrados. En honor a ellos el puntero le da un paquete de cara– melos. Les invitamos para que asistan a la reunión y Misa que se cele– brará al día siguiente en la escuela. Conversamos, más adelante, con la abuelita Salazar y su nieta Delicia, chiquita muy pizpireta que nos cuenta con mucho gracejo la historia de un señor muy celoso que "sabe pegar a su mujer" y como consecuencia ella tiene dolores por todo el cuerpo. La receta para "cura radical" : "supresión de golpes", además de algunas pasti– llitas para los dolores que ya tiene. A la abuelita le dejamos unos jarabes; su mal son los años y el exceso de trabajo. Paramos en casa del Sr. Antuco Llori. Hablamos con Vemesa Coquinche, compañera del dueño de la casa, y Sonia, hija de éste (es viudo). Les invitamos a la Misa y reunión que tendrán lugar en la escuela. Nos enseñan una "olla" muy bonita; parece antigua. A la señora se la regalaron y ella no sabe si fue encontrada o hecha por los mismos que se la dieron. Un monito chiquitito emite un ruidito continuo, parecido al de un pájaro, subido al hombro de su dueña. 229

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz