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En Cocaya hablamos con las tres familias de militares que viven allí. De salud están bien. Le piden al Padre que les bendiga el campa– mento porque de noche escuchan ruidos raros como de "cosas" que intentan abrir las puertas. Repetimos las paradas en Puerto Loja y Castaña. En todos los campamentos encontramos gran cantidad de mariposas que dan una nota de color y vida al ambiente. La salud rebosa por todas partes. Comemos en una playa bajo la protectora sombra de unos "árboles del pan" (paparahua). El sol calienta; el paisaje, precioso. Paramos un ratito en Lagartococha, prometiendo una visita más larga al regreso . Llegamos a las 17,45 a casa de la familia de Marcos Tangoy. Ade– más de los habitantes de la casa están dos matrimonios con sus hijos que viven en las cercanías; se encuentran allí de visita. El Padre les dice que celebrará Misa a la mañana siguiente y prometen asistir. La casa es grande. Viven los padres con dos hijas ya mayorcitas y un niño. Una tercera hija casada comparte la vivient:la de sus padres con su marido e hijos. Pasamos un rato agradable hablando con toda la familia. Angelina Flores es la historia del noble aventurero quiteño , un cauchero, que se enamora en la selva. El aventurero fue a morir en Quito. Su familia buscó y requirió una y otra vez a Angelina. Hoy la niña Angelina ha envejecido: es abuela. Su esposo, Marcos Tangoy, no permitió que saliera a Quito. A Angelina le queda el orgullo de su padre quiteño: el Sr. Flores. Marcos y Angelina parecen felices . "Angelina" , que canta joan Báez desde nuestro "cassette ", hace sus delicias y las de toda la familia. Antes de meternos bajo los mosquiteros cenamos cuatro galletas que llevábamos en previsión. El frío dificulta nuestro sueño. Los "chimbilacos" (murciélagos) con sus chirridos colaboran en el concierto nocturno. · 16. A las 6 ya estamos preparados para participar en la Misa. Después se atiende a los enfermos. Parecen sanísimos, pero en cuanto ven los remedios las supuestas enfermedades afloran; quieren las medicinas por. .. si acaso enferman cuando no estemos allí para atenderles. Nos dan "maní" (cacahuetes), guatusa (es una pena que tenga gusanos) y pescado ahumado que no está en muy buenas condiciones. Se agradece su buena intención. Continuando las visitas, charlamos un rato con la familia de Rogelio Tangoy. Once hijos vivos. Uno de ellos, casado, viviendo en la misma casa. Los padres están de cacería con dos de los hijos. La salud es invitada permanente. Tienen unas flores muy bonitas, y poco 227

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