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la pata del motor y se encontraba varada. Estos señores nos brindan un exquisito café con galletas, mientras los empleados de la lancha nos hacen el cambio de la máquina del 40 H.P. del Superior Regular al 25 H.P. del Hospital. Ellos opinan sea la biela que está floja y al no estar bien ajustada se estropean los "rines", el bloque, los pisto– nes, etc.; por tanto lo mejor nos ha parecido cambiar de motor. En el destacamento del Zancudo paramos para visitar a los mili– tares. Ahora hay un número mayor que otras veces; para el regreso tendremos algún bautizo . Proseguimos nuestra ruta pasando de apuro por todas las casas, prometiéndoles que al regreso les atendere– mos despacio. Se hizo únicamente seis atenciones a enfermos. A la Srta. Maruja Urbina, que nos acompaña, le sienta mal la comida y en el mismo deslizador hay que ponerle dos inyecciones. Llora como guagua porque el cólico es muy fuerte. Hacia el atardecer llegamos a casa del Sr. Humberto Chávez, luego de haber pasado por casa de su hijo Tobías. La acogida en esta casa es siempre extraordinaria y muy familiar. La Sra. María nos dijo que nos extrañaba, nos sueña y que nos esperaba hace días. Se conversa de todo un poco, pues dice que hay varias atenciones para servicio dental, y bastante tarde, a dormir todo el mundo. Día 30. A las 7,30 a.m. partimos hacia los Cushmas. Nos había– mos recorrido 3 km. cuando se rompe el cable de la dirección. Mien– tras se arregla esta avería conversamos con la familia Yumbo. Nuestra ruta sigue en plan de apuro, pero a pesar de ello se atiende en Puerto Montúfar a unos niños con una fuerte infección cutánea. En este trayecto nos encontramos con dos canoas de Cushmas que venían hacia el río Aguarico. Les sacamos fotos, conversamos un poco en medio río, y adelante. Llegamos a Puerto Bolívar a la 1 de la tarde. Aquí vive el profesor de la escuela bilingüe, el cual tiene 9 alumnos de segundo y tercer grado. Muy próximo está el otro profesor con 12 alumnos y los grados superiores les mandan a Limoncocha. Aquí, por estar lloviendo, conversamos bastante. Nos ofrecen una rica chucula y nos dan los nombres de todos los que viven en el río Cuyabeno. Esta tarde la empleamos para visitar y avisar para el acto litúrgico de la noche, en el cual se reúnen 45 personas mayores y 50 niños. Este acto fue traducido por el profesor Celestino que es Bilingüe. En este distrito hablan el Siona, el Secoya y el Cofán. Hacen profun– da oración según se les aprecia en su recogimiento externo, cantan 220

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