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Nos llamó la atención en el camino unos árboles gigantescos, las samonas. Terminado nuestro paseo, en el campamento nos brindaron una limonada y nos despedimos hasta otra vez. Río abajo paramos en casa de Rogelio Tangoy y toda su numero– sa familia; estaba también su hijo Julio y su esposa Anita Dea, su madre viuda con los gemelos. El P. Manuel celebró la misa y todos participamos animados con los cantos navideños. La madre de casa hace preciosas ollas de barro. Compramos una. Todas estas personas desean y piden les den la misa y bendigan su casa. Continuamos el viaje hasta la casa de Marcos Tangoy. Al atarde– cer atracamos al puerto, donde aparecieron ellos, de uno en uno, a recibirnos con su calma habitual... Comimos un arrocito para no perder la costumbre; luego nos pusimos al ensayo de villancicos. Estuvieron las vísperas muy animadas. Un buen descanso sin música. Por la mañana llegaron ya el matrimonio Digua-Tangoy y sus hijos Compartimos todos de la misa y luego comenzó la atención médica, principiando por la especialidad preferida : "muelas". En esta familia, como en otras dos casas anteriores, nos dieron encargos de pescado salado, carne de monte y huevos, que tllvieron entrega inmediata pues al hacer noche en casa de don Pedro Vázquez los perros hicieron con ello las pascuas. Continuando el camino de regreso llegamos a Castaña. Sólo estaban dos soldados presentes; los demás estaban de cacería. Saluda– mos y pasamos a visitar a dos amas de casa con sus hijos, la madre de un niño que había estado hospitalizado por osteomielitis (J aimc Cando). En Cocaya estaban dos soldados con sus familias, Jos dos muy amables y agradecidos. Al momento de partir, hacia el mediodía, nos llaman nuevamente e invitan al almuerzo. Invitación muy opor– tuna, pues cayó a poco rato una tormenta de esas típicas de por aquí . Río abajo sigue Puerto Loja. Lástima que no pudimos entrar : el río en ese sitio estaba muy bajo. Luego paramos en una isla para un buen baño. El resto lo sabe el doctor Amunárriz, pues en una de esas ciénegas entre la arena, estaba él mirando un tronco y en eso "zas" el lagarto se echó al agua. A pocos minutos de viaje llegamos ya a la boca del Aguan..:u y navegando sobre el Napo atracamos en el puerto de los militares, destacamento de Ballesteros. Estaban allí el cabo Páez, Valarezo y Pápa y su hermana viuda de Ramos, que había ido a l'isitar a esr.e último. 215

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