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Salimos rumbo arriba y en casa de Pedro Vázquez hijo , sólo encontramos a Cecilia; es guapa, acogedora, distinguida; está sola con sus hijos, esperando el regreso de su marido, ya veinte días que él está fuera, trabajando en la chacra. Esperamos encontrar al matrimo– nio a nuestro regreso. Sigue el problema serio de la gasolina; estamos fregados. Ojalá Chávez o la Compañía nos vendan. Hacia las 10 de la mañana llegamos a los Cushmas, casa de Simón Lucitande y Celinda Piaguaje. Estaba allí la suegra de él, Matilde Payaguaje, esperando el regreso del Cuyabeno de su hijo Celestino. Ellos están ya establecidos aquí, así como Cesáreo Piaguaje, más arriba, quien estaba con su mujer e hijo. Con un cordial saludo, seguimos. Casa de Tobías Chávez Cuenca y Fabiola Tangoy, quien hace ocho días tuvo la segunda niña. Nos invitaron a comer. Están en Pto. Sábalo ellos solos, y un trabajador que les acompaña. Tobías controló el motor y reguló la aguja, y así pudimos seguir tranquila– mente el viaje hasta la Boca del Cuyabeno. Paramos en casa de la familia Chávez (padres) hacia las 4 de la tarde. Ellos siempre igual: hospitalarios, sencillos, alegres, francos. Enseguida pasamos a la escuela. Estaban en reunión de padres de familia y así nos pusimos de acuerdo para el programa litúrgico y aguinaldo a los niños el día de mañana. DOMINGO 19. Luego de un descanso nocturno acompañado de orquesta canina y música bailable de la radio, nos levantamos un poco cansados, pero listos al orden del día. Doña María nos invitó a un tinto y galletas. Marchamos a la escuela a recibir a los padres de familia y niños que llegaban. Hubo cinco bautizos dentro de la misa. Luego del acto religioso fue la entrega de los juguetes a los alumnos de la escuela, y también el señor Chávez dio las camisetas a nombre del Municipio. El doctor atendió a los enfermos, que sin duda debido a las fiestas gozaban todos de buena salud. Sólo un par de muelas a la niña Llori y al Sr. Leonardo Salazar. Estaban todos los niños con sus familiares. El profesor, señor Guacán, es muy entusiasta; se nota en los niños mucha viveza y sociabilidad. Son 21 niños. Hay dos militares en la Boca del Cuyabeno. El Padre estuvo all1 a bendecir el cementerio, porque tenían miedo. Se nota y se escucha de y acerca de los militares que su vida es dura. Para los nativos es fácil la pesca, la caza, pero los de fuera 213

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